Revista Educación

Miles de ‘especies’ de seres humanos

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Miles de ‘especies’ de seres humanos

El miedo. Ese es el sentimiento que nos une en la mayoría de polémicas que nos lleva a lanzarnos, furiosos, palabras gruesas los unos a los otros. Esa es la emoción que explica los porqués de todo en la película 20.000 especies de abejas, de la directora Estíbaliz Urresola Solaguren. El largometraje responde con sensibilidad y calma a muchos miedos. El más secundario, aquel que ve peligro en el uso de nuestras lenguas cooficiales, pues combina con la normalidad con la que se vive en las regiones que tienen la suerte de poseer poblaciones bilingües, el español, el euskera y hasta el francés. Y no, al espectador no le explota la cabeza ni le entran ganas de romper ningún país.

Pero vayamos al miedo principal, aquel que lleva meses en boca de millones de "opinólogos", ese que juzga y etiqueta a quienes no se identifican con las identidades generalizadas y "triunfantes" tras siglos de pensamiento dualista. Las actitudes defensivas de aquellos a los que se les expresa una opinión diferente sobre esta cuestión son tan numerosas como identidades existen en nuestra realidad. En 20.000 especies de abejas, la protagonista no se siente identificada con las costumbres sociales y el nombre que le han otorgado sus padres. Pero tiene miedo de expresarlo. No, no es confusión, por mucho que el resto se empeñe en definirlo así, es pánico al rechazo. Y a no poder escapar de la colmena. La interpretación de Sofía Otero, esa niña que ya ha ganado un Oso de Plata en el Festival de Berlín, es tan delicada y contenida, que nos lleva, poco a poco, sin el reduccionismo que nos arroya hoy en día, por un sentimiento, una realidad, un sentir de una identidad que difiere de lo que los demás definen como "normal". En los adultos de la película, en la mayoría, se reflejan aún más miedos. El temor a que sufra la persona que más quieres en el mundo, el pánico a ser juzgado, a sentir culpa, al qué dirán, al no haber hecho lo suficiente, a haber hablado demasiado, a no haber comprendido y a todo lo contrario. El miedo siempre flotando, como las plagas que amenazan las colmenas. Pero esta película es una antídoto, un medicamento perfecto para la ignorancia y el miedo.


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