Mujeres de Negro
La situación italiana
A pesar de que en el artículo 11 de nuestra Constitución Política, Italia repudia la guerra como instrumento de ataque a la libertad de otros pueblos y como medio para resolver las controversias internacionales, Italia es un país en guerra que combate fuera de sus propias fronteras, como fue en Kosovo, es en Afganistán y ahora en Libia, incluso participando en los bombardeos.Italia es miembro de la OTAN, y hay que recordar la gravedad de la transformación de los objetivos de la Alianza hecha con el tratado de 1999, que cambió la estrategia de defensiva en ofensiva, y la ha extendida a todo el mundo incluyendo también intereses (económicos, energéticos, etc.), arrogándose el derecho de defenderlos si son amenazados. El hecho de pertenecer a la OTAN impone vínculos y los impone junto con la adecuación de los ejércitos y de los armamentos, la expropiación de territorios destinados a bases y comandos militares, el uso militar de los puertos, aeropuertos y vías ferroviarias, y también una política exterior que contempla el uso de la fuerza para defensa de los propios intereses, ejercitando así una forma de dominio del mundo y una continua amenaza para la paz.Italia es un país en crisis económica y política: Junto a una distribución de la riqueza cada vez más desigual, asistimos a un ataque a las instituciones democráticas y a una fuertísima tendencia a la concentración del poder en manos del gobierno, que no soporta el control democrático. “El poder está en manos de personas de sexo y/o de pensamiento masculino a menudo no preparadas y atentas, sobre todo, a sus propios intereses o a intereses de grupo en muchos casos sucios y dañinos”. Elementos evidentes de esta situación son el total desinterés de los gobiernos hacia la sociedad y el medio ambiente con la consiguiente degradación de una y otro; la reducción de los derechos de muchos y muchas para favorecer los privilegios de pocos; la criminalización de los que expresan su diversidad (los diversos), (como los migrantes, los Rom-gitanos, y cualquiera que disienta) y la impunidad de los poderosos, la precariedad de los que trabajan y la marginalización siempre más violenta de los sectores débiles.
La militarización
Existen hechos muy evidentes, como el aumento de los gastos militares, mientras se recortan los presupuestos para la salud, la educación, las actividades asistenciales, la prevención social, el medio ambiente, la cultura; nuestro país hoy ocupa el 8º puesto por los gastos militares y está involucrado en 27 misiones en el extranjero. En Italia hay 110 instalaciones militares-bases USA/OTAN, algunas con cabezas nucleares; en los últimos tiempos se ha construido una nueva en Vicenza.
La presencia militar contamina el medio ambiente en los lugares de guerra y también en las instalaciones militares (bases y polígonos de tiro), el cielo y el mar.Italia está involucrada en la producción, venta y tráfico de armas (Italia está entre los primeros cinco puestos en el mundo por la exportación de armas) incluso hacia países en conflicto del Sur, ayudado por los acuerdos bilaterales de cooperación y seguridad, como aquellos establecidos con Israel y Libia. Existe también una militarización en el interior del país: se militarizan las costas y las fronteras; el miedo y la hostilidad hacia la presión que ejerce la migración hacen inhumana y feroz la represión hacia los migrantes, y el Mar Mediterráneo se convierte en un área de conflictos y cada vez más en una tumba para los que escapan de la pobreza y las guerras de las cuales muchas veces somos también co-responsables.Este modelo militar represivo se adopta también para la “seguridad interna”: por ejemplo se viene usando el ejército para funciones de orden público en los mercados de las ciudades; los vertederos sin fin de la zona de Nápoles son vigilados por los militares, vetados a los ciudadanos en cuanto que son definidas como zonas protegidas de secreto militar; después del terremoto que hace dos años destruyó la ciudad de L’Aquila, la ciudadanía ha sido alejada de sus propias viviendas y colocada en campamentos provisionales controlados por los militares. El hecho de disentir se ve reprimido y tratado como un problema de orden publico.Junto a las cámaras instaladas en nuestras ciudades, la deplorable situación de monopolio y censura de los medios de comunicación de masas nos recuerda cada día que somos ciudadanas con derechos limitados.
Por militarización no entendemos sólo la presencia de militares, armas e instalaciones-bases, pensamos también en la militarización de las mentes. La palabra SEGURIDAD viene pronunciada y repetida obsesivamente en los diarios, radio, televisión, en los discursos oficiales; los hombres y aún más las mujeres, deberían guardarse de los “otros”, de los migrantes, los musulmanes, los Rom-gitanos y sentir sólo un incontrolado sentimiento de miedo, al cual se puede responder sólo con el hecho de mantener alejados a los “diversos” de nosotros mismos, en particular con el uso de la fuerza, mejor aún si armada. Se busca legitimar el uso de la fuerza también para defender a las mujeres frente al “bárbaro invasor”, mientras se registra un fuerte aumento de la violencia doméstica en contra de las mujeres y las niñas y niños. Junto a un progresivo desmoronamiento de los principios fundamentales de un Estado que Constitucionalmente se define Laico, vemos un rol siempre más invasivo de la Iglesia católica en ámbito escolar y asistencial con una fuerte influencia en las elecciones de la ciudadanía en materias como la bioética y leyes que imponen el control sobre el cuerpo de las mujeres y tendentes a reducir los derechos adquiridos y su autodeterminación.
Se difunde –a través de paradas militares, acciones del ejército en las escuelas, el uso cada vez más retórico de un lenguaje nacionalista y militarista– una cultura de guerra que considera normal, incluso justo si no heroico, recurrir a las armas. Se avala así un proceso de normalización de la guerra. Quienes como nosotras, viven en Occidente fuera de los lugares de los conflictos armados, no ven los sufrimientos de los otros, el martirio de pueblos enteros, y tienen poca conciencia, en relación a la responsabilidad política de las potencias occidentales que desencadenan las guerras.
Nuestras prácticas
En esta fase de nuestro recorrido político nos hemos dado cuenta de que no podemos seguir dedicándonos exclusivamente de los temas y las prácticas habituales, sino que debemos ocuparnos también de nuestro país junto a las mujeres de otras asociaciones y colectivos. En definitiva hemos asumido con conciencia que nuestro país se ha convertido en un lugar similar a los “lugares difíciles” a los cuales hemos dedicado nuestra atención en todos estos años. No obstante las dificultades de la situación económica y política actual, no obstante la crisis de los movimientos pacifistas, pero a sabiendas de los limites de nuestra RED, continuamos con nuestras prácticas afirmando nuestras acciones a partir de la realidad en la cual vivimos; nuestra práctica política se basa partiendo de nosotras y de la re-lectura de nuestras experiencias contrastadas con mujeres del grupo y de la RED, también a través de reflexiones nacidas de lecturas compartidas: buscamos desarrollar un libre pensamiento que tiene origen en el deseo de cada mujer de darse la palabra para salir de la insignificancia en la cual se ha visto constreñida.Además de las vigilias/concentraciones periódicas con panfletos, organizamos encuentros en escuelas o dirigidos a la ciudadanía para denunciar, informar, educar, en particular a través de testimonios directos. Intentamos ocupar espacios de palabra que se van reduciendo y de dar voz sobre todo a mujeres que están en busca de la paz. Intentamos también hacer red y construir recorridos compartiendo con otras organizaciones en particular de mujeres, pero también mixtas en algunos casos, con las cuales compartimos objetivos parciales o generales; así creamos relaciones e intercambios importantes y duraderos, como la relación con las mujeres de Vicenza que hace años están comprometidas en la lucha contra la construcción de una nueva base militar de Estados Unidos o aquel con las mujeres y los hombres que en Nápoles y alrededor están luchando para impedir la devastación de su propio territorio (y salud), impuesta manu militari, por una insensata e ilegal gestión de la basura de media Italia, o el movimiento que, en Novara (ciudad del norte), está luchando para impedir la construcción de los cazabombarderos F35.
Temas en los cuales estamos comprometidas
Nosotras protestamos contra el alza de los gastos militares, la industria bélica, las misiones militares disfrazadas de intervenciones humanitarias, el continuo recurso a soluciones militares frente a situaciones de conflicto (por ejemplo Libia ahora), la militarización del territorio, las políticas de seguridad, el rechazo de migrantes que intentan llegar a nuestro país y la reducción de la cuestión migratoria a un problema de orden público. Denunciamos también la violencia contra las mujeres, reflexionamos sobre el lenguaje denunciando la peligrosidad de un lenguaje machista y sexista.Buscamos relaciones de convivencia y acogida, participación, solidaridad.
Intentamos ser responsables y cuidar este mundo nuestro con la defensa del medio ambiente y de los bienes comunes, con el rechazo del nuclear (civil y militar) y decimos NO A LA GUERRA, NO AL LIBERALISMO
Fuente: Mujeres.net