Snowtown(Justin Kurzel, 2011. Australia): cerramos este ciclo con un film que, no pudiéndose catalogar como fantástico per se, sí es incluible aquí por su carácter outsider. un opresivo, desalentador y violento (aunque lo explícito no acaba dominando el grueso de la función) drama basado en hechos reales acontecidos en un marginal suburbio de una gran ciudad australiana, de casas desgastadas y familias desestructuradas allá por finales de los años 90 del siglo pasado, cuyo enfoque se pone en un adolescente vulnerable e influenciable al cual el nuevo novio de su madre le come la cabeza con sus comentarios homófobos y comportamiento psicópata (el peor asesino en serie de la historia de Australia, tal cual se describe en los créditos finales). Un trabajo de una crudeza escalofriante, incómodo de ver, cuyo mayor poder yace en su desgarrador realismo y que puede compararse con los mejores momentos de Henry, retrato de un asesino (John McNaughton, 1986) en estilo y tono. Ganador de dos premios especiales en el festival de Cannes, lo cual habla de su prestigio. Uno de los films australianos más reputados de la década. Exquisitamente fotografiado.
Menciones especiales en este mini-recorrido por el reciente cine australiano chungo para las, en general estimables, y alguna realmente soberbia, These final hours (Zak Hilditch, 2013), Triangle (Christopher Smith, 2009), Wolf creek (Greg McLean, 2005), El territorio de la bestia (Rogue, Greg McLean, 2007) y Daybreakers (The Spierig brothers, 2009)