Revista Ciencia
Acabo de leer en Público el perfil de la nueva directora ejecutiva de Greenpeace. Estudió (no explicitan si se licenció, supondremos que si) magisterio y filología, y ha ejercido durante toda su carrera como periodista de diferentes agencias. Es curioso que una persona que tiene que organizar campañas de concienciación sobre el medio ambiente, o decir lo que es bueno y lo que no para su conservación, no tenga ninguna formación científica o medioambiental. Confiemos en que aprenda por el camino, o que sepa rodearse de asesores competentes, y que les haga caso. De entrada declara que es más radical que la misma Greenpeace. También me sorprende que diga que no al cementerio nuclear y proponga el desmantelamiento de todas las centrales nucleares, pero cuando le preguntan que hacer con los residuos dice que no lo sabe. Desde luego ha interiorizado muy rápido al filosofía de Greenpeace. De todas formas lo que me ha sorprendido es que impunemente declara que ha sido seleccionada entre más de 200 candidatos y que no tenía relación previa con Greenpeace. Una lástima que no de detalles del proceso de selección. ¿Los meten en una casa y los van nominando en función de los SMS como en Gran hermano? ¿Tienen que superar una serie de pruebas (carrera de lanchas, escalada de edificios emblemáticos, despliegue de pancartas) tipo supervivientes? O un argumento mas crematístico: la oferta económica ha satisfecho a ambas partes. Desde luego, si yo estuviera pagando la cuota de Greenpeace me mosquearía. ¿Cómo pueden ser que gestionen un patrimonio de 7,7 millones de euros y los militantes de base no tengan absolutamente ningún poder de decisión sobre el principal responsable de este patrimonio?Tweet