El viejo Woody Allen, ácido y corrosivo como nunca en este magnífico descenso a los infiernos, en cuyo sector español, a poco que la distribución por plantas fuera la misma, debería haber superpoblación.
El viejo Woody Allen, ácido y corrosivo como nunca en este magnífico descenso a los infiernos, en cuyo sector español, a poco que la distribución por plantas fuera la misma, debería haber superpoblación.