Explosivo final de esta excelente muestra de Free Cinema, vitriólica y rompedora crítica a la hipócrita sociedad británica en plena ebullición del 68, con especial atención a la por entonces delictiva homosexualidad. Realismo (la vida en un selecto College británico, perfectamente retratada por Anderson, que pasó varios años interno en uno de ellos) y surrealismo (momentos absolutamente impagables, como el del párroco metido en un archivador) dándose la mano en esta extraordinaria y revolucionaria cinta que no deja títere con cabeza, y que como el buen cine de cualquier época permanece plenamente vigente bien entrado el siglo XXI.
Revista Cine
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