Revista Cine

Mis escenas favoritas: La carga de la brigada ligera (The Charge of the Light Brigade, Michael Curtiz, 1936)

Publicado el 01 diciembre 2021 por 39escalones

Impresionante secuencia de esta superproducción sobre la participación británica en la Guerra de Crimea (1854-1856), en particular acerca de la mítica carga suicida de Balaclava. Apartada de todo rigor histórico (eleva un episodio de mortífera incompetencia militar y desastrosa derrota a la categoría de heroico sacrificio coronado por el éxito) y subrayada por los versos del célebre poema de Tennyson, resulta tan estimulante, cuando se trata de asistir a la combinación de movimientos de masas, espacios abiertos, acción, la música de Max Steiner y la luminosa fotografía de Sol Polito, como repelente desde la perspectiva del daño infligido a los caballos: cincuenta de ellos sufrieron lesiones debido al empleo de la llamada «W continua», y varios debieron ser sacrificados; el hecho despertó la conciencia del público sobre el maltrato a los animales, y varias campañas -una de ellas encabezada por el propio Errol Flynn- promovieron distintas acciones para evitar estos actos en el futuro, desde protocolos de actuación a boicots a las películas de las que se conocieran malas prácticas con animales durante el rodaje.

Los caballos son fuente de otro famoso sucedido durante la filmación. David Niven recordó el momento en que, subido en una tribuna, el “asesino de la lengua inglesa” (como se refería a Michael Curtiz, húngaro de origen que nunca logró dominar el idioma de su país de adopción), decidió que había llegado el momento de ordenar la entrada en escena de un centenar de caballos sin jinetes. «Okey», gritó por el megáfono, «traigan los caballos vacíos». Cuarenta años después, Niven usó esta frase para el título de uno de los volúmenes de su autobiografía.


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