La tercera temporada de una de las series más odiadas y veneradas de los últimos años, Girls, tocó a su fin hace ya un tiempo, pero ha sido recientemente cuando yo he podido ponerme al día con ella y analizar la temporada con una perspectiva más global. Visto el season finale, el 3x12 "Two Planes Rides", ya puedo formarme unas opiniones más sólidas y tratar de analizar qué ha sido lo que Lena Dunham ha querido contarnos con sus personajes en esta temporada. Y, sin duda alguna, ha sido mucho más redondo y fascinante que lo que vimos en la segunda temporada, donde la serie flojeó en algunos aspectos. En esta tercera temporada los personajes han continuado evolucionando (en especial, Lena Dunham ha tratado de darle más trasfondo a los hombres, cuya "simpleza" era criticada por muchos detractores de la serie) y han continuado viviendo sus peculiares aventuras, aventuras que muchos calificarían de surrealistas, pero que a mí me parecen, ya lo he mencionado alguna vez, totalmente naturales. Esa imperfección, esa humanidad latente de las chicas es lo que hace que muchos las odien, pero es lo que a mí me hace apreciarlas. No estamos viendo a heroínas con una moralidad impecable, encantadoras y buenas amigas; estamos viendo a mujeres con problemas y dudas que no podrían ser en ocasiones más egoístas ni más arpías las unas con las otras. Y, a la hora de la verdad, verlas cometer tantísimos errores resulta estimulante. Lena Dunham ha conseguido que Girls no sea solo la voz de una generación, sino una especie de reflejo de la sociedad donde muchos se sienten incómodos mirándose.
En esta tercera temporada, si bien Hannah Horvath ha continuado teniendo mucha presencia, se podría decir que se ha notado que el protagonismo de las cuatro chicas ha sido algo más equitativo que la temporada anterior. Jessa, Shosanna y -muy especialmente- Marnie han tenido una trayectoria muy clara y definida a lo largo de la temporada. La que hemos visto algo más superficialmente, menos integrada en el grupo, ha sido a Jessa. Hannah y compañía la sacaron del centro de rehabilitación en el que pasó los últimos meses donde, entre otras perlitas, vivió experiencias tales como ayudar a descubrir su propia sexualidad al personaje de Danielle Brooks ('Orange is the New Black') dándole su primera experiencia sexual lésbica, la cual quedó grabada para la posterioridad. Ya lo dijo la propia directora del centro: Jessa no le gustaba. Jessa tiende a no gustarle a nadie. Hay algo en la sinceridad abrumadora y directa que derrocha la chica, en la forma en que dice las verdades, que parece asustar a los demás. Su camino a lo largo de los capítulos ha estado marcado por las drogas, por las charlas que querían ser profundas (pero no les salía) que mantuvo con otro adicto que conoció en del centro y por ese sentimiento de pérdida y vacío vital que la caracteriza. Jessa parece hecha para una sociedad que no es la capitalista y, por ende, tampoco la americana. ¿Hay algo que realmente la pueda hacer feliz? ¿La clave podría encontrarse en los problemas que tiene con su padre?
Debo de admitir que tengo una debilidad por Soshanna. Zosia Mamet borda su papel y llena de matices a Soshanna, a la que basta mirar en cualquier escena para saber que es una mente inquieta y en ebullición constante que siempre está sintiendo y pensando algo. Su año universitario de "libertad" -en especial de liberación sexual- no ha resultado ser todo lo satisfactorio que ella creía que sería. Un suspenso de última hora ha desmoronado todos los esquemas vitales que tan planificados tenía. Ni los estudios ni sus novios predeterminados ("eres tan estúpido...") han conseguido hacer plena su vida. Pasada la emoción de los primeros meses de liberación, ha comprendido que todo eso no la llena, que ella no es así, que ella quiere a Ray y la estabilidad que él le ofrece. Sin embargo, aquí es cuando viene la "sorpresa": ella se declara, pero él la rechaza. Esta decisión por parte de Ray es muy racional y viene a apoyar la evolución de los hombres que ya mencionábamos antes. Él ya ha pasado página, ha madurado, y es consciente de que esos cambios los impulsó Soshanna, es consciente de que ella le hizo mejor, pero también es muy consciente de que volver a caer en lo mismo sería un error. ¿Es que se acabó el amor? ¿Lo hubo alguna vez? Su decisión, tan fría y calculada, y ese "perseguimos objetivos diferentes" dejan una inevitable sensación amarga en el espectador. Este season finale, al contrario que el que cerró la segunda temporada, parece destinado a ser la antítesis del anterior: no habrá, de momento, más finales románticos de cuento de hadas. La vida siempre da una de cal y otra de arena.
No puedo continuar hablando de esta temporada sin mencionar lo mucho que me alegro de que el actor que interpretaba a Charlie, Christopher Abbott, decidiera largarse por patas cuando tuvo una diferencia con Lena Dunham: él quería tener más protagonismo, y ella no estaba de acuerdo. La cosa, ya lo sabéis, acabó mal. La ausencia de Charlie le ha sentado de maravilla a Marnie, que ha vivido algunas de las historias más divertidas de la tercera temporada, llegando a su punto álgido en el penúltimo episodio cuando Hannah la descubría dándolo todo con Ray, visión que la hizo soltar un grito de puro espanto que me hizo reír durante una cantidad indecente de tiempo. Su carrera musical ha sido otro de los pilares de su trama. Su cutre-vídeo de Youtube daba vergüenza ajena, y eso era lo que sentíamos cada vez que la veíamos cantar. Sin embargo, a mitad de temporada un profunda conexión surgió entre ella y un rubio sexy que creyó en sus capacidades artísticas y la motivó para seguir cantando, restituyendo su ego herido. Ella, ilusionada, creyéndose en la cima, quiso forzar aún más la situación, acercándose cada vez más a él aún a sabiendas de que tenía novia. Una aparición de Marnie de última hora en su camerino, instantes antes de comenzar la obra en que actuaba, y un regalo muy especial fueron la gota que colmó el vaso, y él no pudo resistirse más y la besó. Ella se apartó -pasado un largo rato- porque sabía que aquello estaba mal, pero aún así no podía dejar de sonreír. Se sentía en la cima, tenía el poder, tenía razón: su conexión con él era real. Marie actuó sin malicia, pero actuó siendo muy consciente de lo que estaba haciendo, al igual que cuando regresó con Charlie la pasada temporada sabiendo que se había vuelto asquerosamente rico. Mosquita muerta, la llamarán muchos. Yo, sin embargo, creo que ella es solo una chica muy guapa sin talento que busca su lugar en el mundo y que tiene una sorprendente habilidad para tomar malas decisiones. Pero, insisto, no creo que sea maliciosa. De hecho, ella es la que trató de reparar la amistad de las chicas en el tan comentado episodio en que todas ellas pasan un fin de semana en una casa en la playa, un fin de semana que culminó con Soshanna siendo una borracha de lo más lúgubre.
Y Hannah Horvath. Hannah y sus lapidarias frases como "todo es asunto mío". Ella es tan brutalmente egocéntrica que probablemente crea que el sol gira alrededor suyo. Cuando su novio Adam consigue un trabajo en el teatro que podría catapultarlo a la fama y hacer realidad sus sueños, ella no puede dejar de sentirse amenazada, no acaba de alegrarse por él porque teme que su relación vaya a irse a pique, que él la vaya a dejar por algo mejor. De nuevo, Hannah y sus inseguridades. Sin embargo, el recibimiento de una carta en el season finale diciendo que la admiten en una prestigiosa escuela de escritura creativa en Iowa será lo que la venga a ilusionar de nuevo, como reafirmando que hizo bien al dejar semanas antes un buen trabajo donde la pagaban bien pero donde se sentía asfixiada creativamente. Su visita al camerino para contarle la noticia a Adam, minutos antes del estreno de la obra que para él lo significa todo, catapultará una serie de consecuencias inesperadas. La obra fue un éxito, pero él se sentía molesto por la noticia y creía que había actuado fatal. Y se lo echó en cara a Hannah. ¿Por qué vino a decírselo justo antes de la obra? Él no acabó de comprenderla. Ella solo quería compartir su felicidad de manera genuina, no había dobles intenciones. Hannah tampoco es maliciosa, no es retorcida, es brutalmente simple. Lo que ocurre es que ni siquiera se planteó que contarle la noticia a Adam en ese momento pudiera ser negativo para él, porque no pensó en él, pensó en ella y en ellos como pareja. Su grado gigantesco de egocentrismo la hace a veces olvidar cómo ven el mundo los demás. Pero sigo sosteniendo que no es mala persona, no tiene esa malicia que sí podrían tener otras como Soshanna. Tan solo le falta cierto grado de empatía. O al menos eso creo yo. ¿Y si fue allí en ese preciso momento porque, quizá inconscientemente, quería restregarle en las narices a Adam que ella también lo valía? ¿O sí estaba siendo genuina cuando decía que su ilusión era verles viviendo juntos, cada uno realizado a nivel personal con su propio fantástico y estimulante trabajo? Qué pasará por esa cabecita insegura...
Girls tiene muchas lecturas y está abierta a muchas interpretaciones posibles, no estoy diciendo que la que yo realizo sea la correcta, la mía tan solo es una más. Esta es la opinión más de alguien que sí ha disfrutado plenamente la gran mayoría de los capítulos de la tercera temporada de Girls y que seguirá allí en la próxima. ¿Seguiréis también allí vosotros?