Domingo lluvioso; día tranquilo en casa y día ideal para pensar en escribir algo. Y me viene a la memoria un recuerdo, una pregunta que me planteaba hace bastantes años, antes de que me trasplantaran por tercera vez. De vez en cuando me cuestionaba si llegaría a envejecer. Por aquel entonces yo llamaba "envejecer" a tener 40 años.
No es que fuera una obsesión, pero era algo que venía de vez en cuando a mi mente. Cuando llegaban esos pensamientos, lo que hacía era cambiarlos por el presente, aquel presente en el que, aunque tenía que dializarme, no me impedía vivir mi vida de persona joven que era: salidas al baile con mis amigas, ligar (siempre he sido una ligona), ir al gimnasio.....
Hoy, a punto de cumplir los 48 años, me siento orgullosa y contenta con mi edad, he llegado hasta aquí, y ya no me pregunto si llegaré "a tal edad", simplemente me cuido y disfruto de la vida. Comienzo a tener arrugas, pero lejos de molestarme, me alegra, pues eso quiere decir que sigo aquí.
En mi armario del cuarto de baño, tengo cremas para todo (nutritivas, contorno de ojos, de labios, serúm...), no para eliminar esas arrugas, sino para presentar un aspecto saludable y cuidado.
El tiempo pasa.... y hay que vivirlo y disfrutarlo..... darle color, procurando cuidarse y no pensando demasiado en lo que nos deparará el mañana. Pasa demasiado deprisa para perderlo caminando sin rumbo y sin alegría.
Yo he pasado tanto y he sufrido tantos malos ratos, que he aprendido a no pensar en lo que pueda llegar. Si en estos momentos estoy bien, lo saboreo, lo disfruto y lo vivo; lo que pueda pasar en el futuro, lo dejaremos para eso.... para el futuro.
"No perdáis vuestro tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja." Frase de Edmond Gouncourt
Ana Hidalgo