Tom Cruise puede ser lo estrafalario que ustedes quieran, pero a listo para esto del movies business está hecho un tomahawk. Fiel ejemplo de ello fue cuando en su momento le echó el guante a la marca Mission: Impossible, y ahí sigue cinco películas después a sus 53 añitos y luciendo una forma física envidiable. No negaremos la evidencia de que mantener un sorprendente aspecto que aparente veinte años menos de los que pone en tu pasaporte tiene mucho de la infinidad de veces que ha pasado por el quirófano talonario en mano; pero además de esta íntima relación con el cirujano plástico hay que reconocerle a Cruise una capacidad de sacrificio en el gimnasio y una profesionalidad fuera de toda duda. No solo de dinero vive la imagen de la estrella de Hollywood. Fruto de esta obsesiva profesionalidad y de la necesidad del actor por controlar el más mínimo detalle de sus producciones es que siga haciendo en persona todas y cada una de las escenas de acción (cada vez menos, por cierto, pero igual de impactantes; ahí está la del principio agarrado al exterior de un avión despegando), que tiene su mérito…
Este capítulo a cargo de Christopher McQuarrie de las aventuras de uno de los espías más célebres del cine carece de la personalidad de anteriores visiones de directores como De Palma, Woo o Abrams, pero el retroceso deliberado hacia los orígenes televisivos del personaje y el aumento de los minutos del equipo discurriendo para acortar la minutada de efectos especiales y otorgar la importancia que se merece a los que se nos muestran decididamente le sienta bien a una historia que también tiene sus lagunas y sus giros “by my expensive face” cogidos con alfileres.
En esta ocasión Ethan Hunt se ve al margen de la legalidad (el FMI ha sido vilmente desmantelado, pero eso es mucho pedir para el protagonista y sus amiguetes de jarana) en una misión complicadilla para él, imposible para el resto del personal, que consiste en desbaratar los planes de una organización criminal ultrasecreta y ultrapeligrosísima de morirse. Afortunadamente contará para la tarea con los compañeros de armas ya conocidos por el público, con una mujerona peligrosísima embutida en un vestidazo de raso (Rebecca Ferguson), chulería a paletadas y unos aparatejos tecnológicos que deben costar más que el presupuesto anual de muchos países. ¿Acabarán ganando la batalla al mal? Sorpresa, sorpresa…
Que la pueril sucesión de ridículos clichés argumentales no logren su total rechazo sin antes saber que la diversión está lograda y garantizada, que las heroicidades testoreniles no llegan a lo irritante como en otros eventos cinematográficos del mismo calibre y que su metraje, paradójicamente engordado en líneas de diálogo, no se hace largo en ningún momento. Tenemos entre manos un efectivo caso de producto ligero y adictivo encuadrado en lo muy amplio de la palabra cine. Su sencilla misión será pues, si deciden aceptarla, la de dejarse evadir por Ethan Hunt y sus peligrosas correrías de gira por sitios atractivos del mundo. Este mensaje se autodestruirá…
Dirección: Christopher McQuarrie. Título original: Mission: Impossible – Rogue Nation. AKA: Misión: Imposible 5. País: USA. Duración: 131 min. Género: Acción, thriller. Intérpretes: Tom Cruise, Simon Pegg, Jeremy Renner, Ving Rhames, Alec Baldwin, Rebecca Ferguson, Sean Harris. Guión: Christopher McQuarrie (historia de Christopher McQuarrie y Drew Pearce; basada en los personajes de Bruce Geller). Música: Joe Kraemer. Fotografía: Robert Elswit. Estreno en España: 7 Agosto 2015.