Hace poco estuve desmontando un tejado. Las paredes del almacén donde estaba el tejado estaban construidas con adobe, y el tejado era de maderos de pino, creo que royo, ( Pinus sylvestris) sobre los que se disponían cañizos (especie de tableros construidos con cañas (Arundo donax) entrelazadas). Sobre el cañizo, una capa de barro con algo de paja y trozos de tejas rotas que hacen el asiento de las tejas árabes, todas de las antiguas hechas a mano en las que se aprecian las marcas de los dedos del fabricante.
Como digo, al retirar los maderos, que están empotrados en el muro de adobe y cogidos con barro, en algunos aparecieron dos pequeños huevecillos prácticamente esféricos. En los lugares en los que no se rompían aparecían pegados uno con otro en parejas. Escasamente tienen un centímetro de diámetro mayor, y son de color blanco como podéis apreciar en la fotografía (de móvil).
Estos huevos, son un indicio inconfundible de la presencia de las salamanquesas (Tarentola mauritanica). En efecto, la puesta de la salamanquesa es de dos huevos que aparecen pegados uno a otro y que son depositados en grietas y huecos de los muros. En este caso, quizá la escasez de humedad hizo que estos huevos no llegasen a eclosionar. No es la primera vez que en las paredes de adobe encuentro las características parejas de huevos, y en algún caso, hasta he podido sacar la pequeña salamanquesa seca ya del interior del huevecillo.