Revista Cultura y Ocio

Mito celta en Galicia

Por Vigilis @vigilis
Todavía me cuesta entender por qué la cultura castreña es diferente a la cultura castrexa, tal como indican sin justificación muchos historiadores gallegos. ¿Castreño no es la traducción de castrexo? Bueno, en fin, yo utilizaré indistintamente estos términos ya que me resulta más cómodo y no tengo que convencer a nadie de nada.

Mito celta en Galicia

Eh, un momento.

Además, qué diablos, un castro se distingue por ser un apelotonamiento de casas de planta circular sin orden ni concierto, sobre un promontorio, otero o monte y de eso encontramos de forma continua en todo el noroeste peninsular (hasta Vascongadas), sin corresponderse con fronteras idiomáticas ni autonómicas. En general, este problema del anacronismo lo llevamos arrastrando desde los primeros testimonios escritos sobre los "celtas gallegos". Testimonios que escribieron historiadores romanos unos cuantos cientos de años después.
Que a día de hoy alguien crea que los celtas estuvieron en Galicia, se puede deber a dos factores: o bien trabaja para la consellería de educación de la Xunta o bien ha encumbrado a autores del siglo XIX que se inventaron el rollo celta en una época en la que te inventabas historias para escribir cosas más bonitas. El problema es que cuando Murguía y Pondal hablaban de los celtas como antepasados de los gallegos, se equivocaban un poquito, pues se basaban en estudios históricos poco fiables a su vez basados en lo que escribieron Polibio, Herodoto, Plinio el Viejo... siglos después de establecerse los pueblos prerromanos en lo que hoy es Galicia (y partes aledañas: en Asturias hay castros impresionantes). Una vez lees Historia de Galicia de Manuel Murguía, si te llamas Vicente Risco, escribes tu propia Historia de Galicia. Claro, todo esto va sumando y acaba quedando en el saber popular. Y ojo, que yo no soy de los que se quejan de frases como «los gallegos de aquellos tiempos», ya que entiendo que es economía del lenguaje. Pero solo eso y nada más.
Para acercarnos a la afirmación de que los celtas jamás estuvieron en Galicia, hace falta saber quiénes eran los celtas y si ellos no estuvieron en Galicia, quiénes fueron sus pobladores en la Edad del Hierro y a la llegada de los romanos.

¿Quiénes eran los celtas?

Es una gran pregunta ya que nadie tiene ni idea de quién diablos fueron los celtas. Básicamente yo me aventuro a definir a los celtas como aquellos a quienes los griegos llamaron celtas (Κελτοί). El problema es que los griegos llamaron celtas a un montón de gente que tenía poco o nada que ver entre sí.
Más de mil años antes de Cristo, toda Europa, excepto el Mediterráneo oriental (y otro sitio que todavía no desvelo), estaba sin civilizar. Los pobladores centroeuropeos compartían tan solo rasgos muy débiles: formas de enterramiento, adornos... A mi esto me recuerda a los puntos en común de toda cultura megalítica. Qué coincidencia que gente muy lejana en el espacio y el tiempo, se dedicara a hacer lo mismo. Bueno, pues estos "pueblos celtas", cada uno de su padre y de su madre, se expanden desde centroeuropa como una mancha de aceite. Aquí nos encontramos con un problema bastante gordo: los "celtas" (recordemos: población heterogénea de traza indoeuropea) llegan a la península Ibérica y se encuentran con señoras barriendo el portal, niños jugando en la calle... ¿Qué hacía ahí esa gente? Esa gente eran íberos (forma en que los griegos llamaban a los habitantes de Iberia) y tenían su seguridad social, sus talleres de chapa y pintura, su liga de fútbol... Claro, llegan los celtas con sus pintas, que parece que llevaban una semana durmiendo en la calle y les dejan pasar y hasta les dan sopa caliente.
Una cosa es dar un plato de sopa y otra dejar que alguien se empantane en el sofá de casa. Los "celtas" que llegan a Iberia no tienen más remedio que buscarse un pedazo de tierra que no esté previamente ocupado. Se van básicamente al noroeste, a las montañas del norte y a la llanura extremeña. Es decir, los peores sitios para pastar, peor comunicados y donde más llueve.

Mito celta en Galicia

Monte Santa Tecla, con el castro en primer plano y la ermita en la cumbre. Clic para ampliar. Ver en Google Maps.


¿Quiénes poblaban Galicia en la Edad del Hierro?
Cuando los romanos llegan para dar testimonio de la gente que se encuentran, esos "celtas" que se establecen en Galicia, ya tenían poco de "celtas". Si por los restos arqueológicos de Alemania o Hungría, nos encontramos a pueblos muy metalúrgicos al final de la Edad del Bronce, y también muy peleones. Los habitantes de Galicia tienen poco o nada que ver con ellos. No hacen un gran uso de la metalurgia, ni en los yacimientos se encuentran (muchas) armas. Curiosamente, nos encontramos con un montón de pueblos pacíficos a quienes el imperio les abre un mundo de posibilidades.
Desde su establecimiento, hasta la llegada de las legiones romanas, creo que es fundamental la influencia íbera que reciben estas docenas de pueblos y tribus que se reparten en pequeñas poblaciones. No afirmo que la coexistencia fuera una balsa de aceite, pero sí que con el paso del tiempo, los intercambios pacíficos (¡el comercio!) podían ser frecuentes y beneficiosos para todos. La gente es muy porosa al intercambio cultural y al mestizaje. El poso celtíbero que domina toda la península es incuestionable. Esto ni de lejos significa que existiera una unidad política o una homogeneidad cultural. Cuando fenicios, griegos y cartagineses van fundando sus colonias, hablan de los indígenas como muchos pueblos diferentes.

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Situar una película en la Antigüedad es asumir fallos, pero todo tiene un límite.

Sobre la organización social de los castreños
Más allá de las muy parciales referencias de los historiadores de la antigüedad, carecemos de fuentes de primera mano para saber cómo se organizaban sus sociedades. Por mucho que se esfuercen algunos, un torque y una vasija no nos dicen nada sobre horarios de trabajo, número de comidas al día, importancia de la religión o superstición en la vida económica, jerarquía social y demás.
Esto no quiere decir que no podamos especular a la luz de los testimonios manufacturados o construidos. Por ejemplo, en el castro típico vemos que las casas son más o menos de similar tamaño. No existe por tanto una casa comunal -hall- tan típico de las poblaciones del norte de Europa. Por lo tanto, es difícil saber quién era el líder de cada castro. Restos de objetos de lujo como adornos, pendientes y demás, se encuentran repartidos de forma que no podemos obtener datos constatables de quién era rico. Hay quien afirma que estas eran sociedades matriarcales, más allá de gente que escribió muchos siglos después sobre el tema, carecemos de datos. Al encontrarnos restos de productos de oriente, podemos concluir que existió un comercio sostenido en el tiempo.
La configuración del castro, en un lugar elevado y con un muro de piedra (a veces con un foso, supongo que copiando a los campamentos romanos en época más reciente), hace suponer que cumplían una función defensiva. Es decir, que los castreños se esperaban enfrentamientos de forma cotidiana o bien que había bandas de asaltantes entre la foresta. Esta es una conclusión muy inmediata que peca de esa misma inmediatez. Pausadamente podemos juntar el dato de dónde y cómo se construían los castros con el dato de encontrar muy pocas armas y a estas dos cosas unirles el hecho de que los castros se levantaban en no pocas ocasiones sobre asentamientos previos de poblaciones paleolíticas (se encuentran petroglifos de miles de años de antigüedad en castros como el de Santa Tecla). O sea:
¿Por qué construir en unos sitios y no en otros? En principio, porque eran sitios que en algún momento previo estaban ya poblados: sitios marcados con piedras y a veces con piedras con glifos. Hasta la aparición del Pocero, construir era muy costoso: siempre se aprovechó lo preexistente para construir lo nuevo, los castros dudo que fueran excepción.
¿Si no había armas, por qué construir un muro? Por algo tan prosaico como animales salvajes. Hay que recordar que el paisaje físico no era igual al que tenemos ahora, el paisaje biológico, tampoco. En la península Ibérica, hace dos mil años había animales salvajes que hoy vemos en los documentales sobre África. Esta visión es algo que nunca recibe la debida importancia. A mi me parece crucial.
¿Por qué construir en promontorios? Para que escurra el agua de lluvia. La falta de armas nos indica que no existían amenazas serias ni grupos organizados que amenazaran la paz. Ante algún enfrentamiento contra los romanos, Polibio nos cuenta que los "celtas" podían organizar grupos grandes para presentar batalla. La historia la cuenta quien vence, así que hay que coger a Polibio con pinzas, pero nos viene a decir que los "celtas" se presentaban desnudos a la batalla y antes de llegar al cuerpo a cuerpo, las flechas romanas los hacían papilla. Con esto quiero decir que no parecen muy preparados para la guerra. Probablemente los celtíberos aprendieron el arte de la guerra de los visitantes foráneos, ya que antes no tuvieron necesidad de saber hacer la guerra.

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Celtas irlandeses. Van en bolas porque el dibujante leyó a Polibio.

En resumidas cuentas: tenemos una población pacífica, urbana (castreña), mezclada con los iberos, a la que le gusta comerciar. Algo totalmente alejado del estereotipo celta al que estamos acostumbrados: el que equipara directamente al celta del Bronce Final en Europa Central con el castreño de la Edad del Hierro de Galicia. Quizás por ello, los romanos sí vieron diferencias con los galos y decidieron acabar llamando a los de aquí, celtíberos, ya que no eran celtas, eran otra cosa.
Cabe preguntarnos si los castreños se identificaban a sí mismos como un pueblo homogéneo y diferenciado. De las noticias que tenemos, parece que los romanos se preocupaban en distinguir distintas procedencias pero no sabemos si estas distinciones tenían un sentido político, etnográfico, geográfico o qué. Lo que sí sabemos es que encontramos el mismo tipo de asentamiento en la zona que comprende el noroeste peninsular entre el Duero y el Navia. Fuera de esta zona también encontramos castros, hacia la Estremadura portuguesa y hacia las Vascongadas.
Apogeo de la cultura castrexa
Esta parte es estupenda, ya veréis. El apogeo de estos pueblos castreños no tiene lugar en una era hiperbórea poblada por gigantes, hadas y elfos. No. Todo es mucho más prosaico. El apogeo de los castros tiene lugar tras la conquista romana. Pequeño gozo en un pozo para quien gusta mitificar épocas.
Si bien es cierto que Galicia llega tarde a la romanización, la acoge con fruición. Esos tipos que van en sandalias, hablan cantando y visten de forma muy graciosa, parecen listos: hacen caminos, beben zumo de uva muy rico, se bañan... A veces les piden que trabajens un campo y les llaman servi, pero comen mejor que antes: sus hijos huelen menos a cabra y les han enseñado a usar unos palos con una punta al final, que sirven para levantar la tierra. Se cultiva mejor así. Es cierto que en ocasiones, secuestran a alguna de sus mujeres o le dan una paliza a alguien. Pero entonces, a la noche siguiente, le prenden fuego a las cosas y salen corriendo. Llegan a la conclusión de que es mejor no pelear. En ocasiones, los romanos tienen problemas con otras tribus y a veces vienen a esconderse a los castros. A alguno le gusta tanto que hasta se queda a vivir entre ellos. Además, poco a poco, ya van aprendiendo su idioma y se convencen de que acabarán siendo tratados como iguales.
Y efectivamente, cuando se extiende la ciudadanía romana a todos los habitantes del Imperio, ya hay población romana viviendo en los castros. Y no viviendo de cualquier forma, sino que encontramos restos de viviendas romanas dentro de los muros de algún castro. Esto es indicativo de hasta que punto era posible la convivencia. En el siglo II o III, hay algunas ciudades romanas (Lugo), y cientos de asentamientos castreños con población plenamente hispanorromana: que siguen su religión, santifican sus fiestas, hablan latín, sirven en las legiones, beben vino y cotillean sobre las noticias de la ciudad. Llama a engaño que vivan en castros, pero están tan romanizados como la gente de la ciudad. Los restos arqueológicos de los primeros siglos de nuestra era, nos atestiguan de ese intercambio, ese mestizaje, ese comercio y esa plena integración.
Para un hispanorromano que vivía en la provincia de la Gallaecia, hasta tal punto era normal la vida en el castro, que en el siglo V, ante alguna incursión sueva, hallaban refugio en estos castros. Eran posiciones elevadas desde las que podían defenderse: encontramos fosos similares a los de los campamentos militares romanos rodeando la baja muralla de los castros. Es decir, conforme a las necesidades del momento, tuneaban los castros.

Mito celta en Galicia

Olga Kurylenko es una chica Bond que no tuvo más remedio que actuar en un peliculón titulado Centurión. Hace de picta brigantina (de la Brigantia inglesa, y lo de picta... podemos dejarlo en caledonia) y a su personaje le cortan la lengua con lo que no tiene ninguna línea de diálogo. Caray, creo que tengo que escribir una crítica de esta peli. Por cierto, que a esta muchacha la traigo aquí porque no hay mucha filmografía sobre celtas o prerromanos. Así que supongo que los caledonios nos pueden valer. Podéis observar el tocado y el maquillaje para haceros una idea de cómo NO eran las celtas.

¿Algún tipo de conclusión?

Mito celta en Galicia

Ahí tenéis a vuestros celtas.

Lo que entendemos por cultura celta, se expande desde el norte de los Alpes por toda Europa. Esta cultura que identificamos por similares expresiones culturales y cierta toponimia común, llega efectivamente a España. Se establece con más fuerza en en el noroeste, pero una vez asentada, no podemos afirmar que no evolucionara de una forma distinta, sobre todo debido a la población íbera, turdetana, tartésica que hace que esta influencia cultural tenga unos rasgos distintivos que la hacen diferente al sustrato celta que sí se queda en la Galia. Por lo tanto, muy acertadamente la Liga de Naciones Celtas negó a Galicia el estatus de nación celta, ya que la historia de la Edad del Hierro gallega fue por otros derroteros, alcanzando su cénit gracias a un influjo romano que se dio en las mejores condiciones posibles y que explicaría por qué la Gallaecia fue casi impermeable al influjo suevo.
Otra conclusión en la que me tiro un poco más: mucho profesor de historia que quería ligar en los setenta, se hace el hippie apelando al cuento de los escritores románticos del XIX. Habla de druidas y de fornicar a la luz de la luna. Esta gente acabó con plaza fija y estableció los currículos académicos de los chavales que tuvimos que aguantar cómo se inventó el personal la historia como le dio la gana. Pero de eso no se habla ¿verdad? De que gente que ligaba poco nos privó de una historia maravillosa de mestizaje y de triunfo de la civilización clásica, no se dice nada. Penitentiam agite. Y luego están los hijos de aquellos que montan tienduchas de recuerdos "hechos a mano" con pulseritas y velitas y no sé qué más inventos todo muy celta y tal. Bah.
Castros para visitar
Existen miles de castros conocidos. Entre los que destacan por fama turística (y por lo tanto, cuentan con servicios adecuados para el visitante): Santa Tecla (La Guardia, Pontevedra), Baroña (Porto do Son, Coruña. Tiene un Centro de Interpretación, argh) y Coaña (Asturias). Si fuera alcalde de una aldea del norte, y no tengo castro, cogería una pala y empezaría a escarbar: las probabilidades de encontrar un castro (o una poderosa mámoa) son enormes. Luego, cogería a un catedrático de la USC y lo invitaría a unas copas hasta que me firmase un montón de tradiciones milenarias que se dieron lugar ahí. Profit.
Más
  • Esto es muy raro.
  • La gaita parece un instrumento de origen más romano que otra cosa.
  • La mejor colección de arte íbero que pude ver es la del MAN, que lleva dieciocho mil millones de años de remodelación. 
  •  «El mito celta es pues la raiz común, el lugar de encuentro, el humus orgánico que se prolonga en otros elementos: lengua, tierra, etc., por todos los galleguistas compartido, con mayor o menor énfasis con una u otra articulación político-ideológica según los autores». (Justo G. Beramendi y Ramón Máiz. Los nacionalismos en la España de la II República. 1991). Por aquí. A este respecto se podría comentar que el galleguismo se puede elegir voluntariamente sin caer en mitologías, ya que no hacen falta.
  • Elementos para el estudio de los paisajes castreños del noroeste peninsular. Referencias varias. Muchas son repeticiones poco originales.
  • Manuel Alberro, de la Universidad de Uppsala, publica en la revista de estudios celtas de la UW Milwaukee un trabajo llamado "Legado celta en Galicia". Creo que dice lo contrario que yo. Ahí os lo dejo.

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