Revista Psicología

Mitos y contra-mitos

Por Blogsmtenerife

Mitos y contra-mitos
Últimamente han llegado a mis manos dos libros en los que se recogen algunos "mitos" sobre los trastornos psicóticos.
En el primero: "50 grandes mitos de la psicología popular", de Scott O. Lilienfeld y Steven Jay Lynn, se considera las siguientes afirmaciones como FICCIÓN o mitos:- Los diagnósticos psiquiátricos son poco fiables.- Las etiquetas psiquiátricas son perjudiciales porque estigmatizan a las personas.- La mayoría de los psicóticos de las sociedades occidentales serían vistos como chamanes en las culturas no occidentalesFrente a estas "ficciones" se ofrecen los "HECHOS":- En el caso de los trastornos mentales importantes (como la esquizofrenia y la depresión clinica), la fiabilidad del diagnóstico es comparable a la de las principales enfermedades.- Parece probable que el rechazo de que son objeto los pacientes psiquiátricos procede de su conducta anómala antes de la etiqueta diagnóstica, siendo el estigma de la enfermedad mental considerablemente anterior a todos los sistemas de clasificación psiquiátrica.- Las personas de las culturas no occidentales distinguen perfectamente a los chamanes de los esquizofrénicos.
El otro libro al que hago referencia: "Mitos en psicosis", de J.J. de la Gángara Martín y L. García Carbonell(con el sello del grupo Ferrer en su contraportada) plantea como verdades incuestionables ("frente a lo que dicen algunos  ignorantes"- cito textualmente-) que:-  La ciencia médica nunca se ha librado de que muchas apreciaciones erróneas, a base de repetirlas, acaben convirtiéndose en certezas, especialmente en materia psicopatológica. De hecho, si una rama de la medicina ha sido víctima de tales asunciones y maldiciones ha sido la psiquiatría. Ello se debe en parte a su propia tendencia a sustentarse en especulaciones más que en evidencias, o a la delicada frontera que en materia psíquica existe entre la evidencia y la “videncia”. A partir de estas premisas, los autores sentencian que:- La esquizofrenia es una enfermedad o patología crónica con una prevalencia del  1%  que no discrimina entre culturas, razas, religiones y sexos.- Los pacientes resultan inútiles para la sociedad (página 2).- Hasta los años 90 los medicamentos solo eran eficaces para una parte de los síntomas y producían una gran cantidad de efectos secundarios desagradables que a veces ocasionan deterioro.- El paciente con esquizofrenia, como el paciente con diabetes o hipertensión, debe mantener un tratamiento crónico, que le permitirá llevar una vida normalizada y evitará la complicación más grave de su enfermedad: la recaída. - Un paciente con esquizofrenia no es un vago, sino un paciente que no está recibiendo el tratamiento adecuado para su patología, ya que, cuando se emplean neurolépticos atípicos, no solo se consigue actuar sobre los síntomas positivos, sino que además se mejoran los síntomas negativos, los afectivos y los cognitivos, aunque corramos el riesgo de que nuestro enfermo pida tabaco, café y un puesto de trabajo en lugar de la programación habitual. - Si lo que le pasa (al paciente psicótico) es del cerebro, y no está claro que sea bueno, entonces lo que ocurre es que su cerebro está “estropeado” y tenemos que arreglarlo. Y para eso, lo que hay que hacer es ponerle un tratamiento que resuelva algunas cosas en su cerebro. - La aparición de los neurolépticos en la década de los cincuenta y el hecho de que tanto clorpromazina y sus derivados como haloperidol mostraran su eficacia en el tratamiento de los pacientes con esquizofrenia supuso un duro golpe para aquellos psiquiatras que creían que las causas de la enfermedad mental estaban relacionadas con la existencia de conflictos intrapsíquicos, y no con alteraciones de los procesos biológicos que tienen lugar en el cerebro (reducción al absurdo). - Frente al mito de que los antipsicóticos son fármacos que mantienen al paciente anulado y no lo curan, la historia demuestra que la llegada de la farmacoterapia ha permitido evidenciar de forma palpable que existe un antes y un después de la irrupción de los tratamientos neurolépticos; el mito se sigue manteniendo en nuestros días, en parte debido a la propaganda transmitida desde determinados sectores pseudointelectuales y pseudoprogresistas, y sobre todos gracias a la labor poco afortunada de ciertos periodistas que desde distintos medios se empeñan en transmitir imágenes negativas de los pacientes en tratamiento, así como por la imagen poco edificante que difundieron determinadas películas de cine. - Los “antipsicóticos atípicos” han demostrado su eficacia para el control de los síntomas positivos en los estudios comparativos realizados frente a fármacos como haloperidol (?). Además, esos estudios también demuestran que son superiores a los fármacos clásicos para controlar los síntomas negativos. Ni provocan ni agravan los síntomas afectivos, e incluso existen algunos estudios que demuestran que los mejoran. - Ya solo los datos de eficacia permitirían convertir los antipiscóticos atípicos en los fármacos de primera elección para el tratamiento de pacientes con esquizofrenia, pero es que, por otra parte, estos nuevos antipsicóticos presentan un perfil de efectos secundarios muy distinto al de los antipsicóticos clásicos.- El comportamiento violento entre la población con esquizofrenia es inferior al registrado entre la población general, y normalmente dicho comportamiento suele venir precedido por un clínica cuyo debido tratamiento a tiempo podría evitar muchas de esas conductas. - Kraepelin se equivocó con el trastorno bipolar, entonces “psicosis maniaco-depresiva”, al afirmar que no produce deterioro. La realidad es otra: parece ser que durante los episodios de manía el paciente con enfermedad bipolar experimenta una hiperactividad catecolaminérgica intensa. En estas circunstancias, no sólo se produce un hiperactividad de la noradrenalina y de la serotonina, sino que además existe un hiperactividad dopaminérgica. Esta situación acaba produciendo un exceso de radicales libres a nivel cortical, cuya eliminación resultará imposible de controlar y que acabarán resultando tóxicos para la corteza cerebral. - A efectos prácticos, en la actualidad, los estudios realizados en Dunedin o los efectuados por Tohen, Goodwin, Calabrese o Akiskal (autor que habla de 6! tipos de trastornos bipolares) vienen a demostrar que el trastorno bipolar, si no es correctamente tratado, ocasiona alteraciones cognitivas que podrían ser detectadas mediante un test tan conocido como el Mini-Mental (?) de Folstein. Además, este tipo de alteraciones quedarán (¿en el futuro?) reflejadas en los estudios de neuroimagen que se les realicen a los pacientes. - En los episodios de manía se produce una hiperactividad catecolaminérgica que, en caso de no ser tratada, no sólo producirá alteraciones importantes en el comportamiento del paciente, sino que además acabará produciendo un efecto neurotóxico que se traducirá en alteraciones cognitivas que, con el tiempo, pueden ser graves, e incluso en alteraciones apreciables en las pruebas de neuroimagen del paciente. - El paciente con trastorno bipolar necesita un seguimiento continuado de su enfermedad y de su tratamiento que permita mantener controlada su clínica. De este modo, se puede evitar que se produzcan cambios bruscos en su patología y prevenir los posibles problemas de agresividad, que generalmente se dirigen contra su persona. * Los paréntesis son míos, el resto de las citas de "Mitos en psicosis", son literales.
Pues bien, bajo mi punto de vista (tan subjetivo como el de los demás), delimitar una frontera entre lo que es un mito y  los que es realidad en el campo de las ciencias de la mente y el comportamiento humano no es una tarea tan sencilla. Tampoco creo que se sostenga la división entre ideología y ciencia y que dicha división sea un argumento mínimamente riguroso para declarar sin atisbo de duda cosas como  que la esquizofrenia es un trastorno mental crónico e incurable, cuando la misma Organización Mundial de la Salud afirma lo contrario (CIE_10: pág-116).Quizás, es cuestión de no posicionarse de una manera radicalizada en un bando u otro, sino más bien de no dejar nunca de lado nuestra formación y de observar lo que pasa a nuestro alrededor. Y a partir de aquí, comenzarnos a hacer preguntas y aprender a dudar.No es que queramos convencer a nadie de que la psiquiatría más biologicista es el demonio (personalmente tampoco lo pienso) ni que las orientaciones que se cuestionan el modelo médico más tradicional poseen la verdad absoluta. Solo se trata de que aprendamos a ser críticos y que, frente a la falta de certezas, intentemos agarrarnos a aquellas que potencien el respeto a la persona, la protección de los derechos humanos, el sentido de responsabilidad, la honestidad y sinceridad para con los clientes, la prudencia en la aplicación de instrumentos y técnicas y  la competencia profesional.
Para finalizar, os propongo algunos contra-mitos, que espero que completéis con vuestros comentarios:- La fiabilidad y validez de los trastornos mentales ha sido cuestionada por numerosos autores e investigaciones (Fuente: Modelos de Locura: capítulo 5).- Los "pacientes inútiles" para la sociedad no son en muchos casos más que artefactos de un sistema ineficiente (Fuente: mi propia experiencia).- Distintas culturas no occidentales muchas veces responden yentienden las experiencias psicóticas de manera diferente, incluso a veces considerándolas como positivas y espirituales. (Fuente: The Icarus Proyect and Freedom Center).- Los datos de prevalencia e incidencia de la esquizofrenia no corroboran la famosa cifra del uno por ciento ni la afirmación de que los trastornos mentales graves se den por igual en todas las clases sociales, niveles económicos, culturas, etc...(Fuente: http://blogsaludmentaltenerife.blogspot.com.es/2010/06/uno-por-ciento-esquizofrenia.html).- En lo que respecta a las cuestiones más relacionadas con la psicofarmacología y biología, hay personas que pueden hablar de estos temas con mucha más rigurosidad y solidez que yo, por lo que os remito a dos fuentes que ponen en entredicho algunas de las "verdades" de Mitos en psicosis: http://postpsiquiatria.blogspot.com.es/ y http://www.institutopsicofarmacologia.com/.
Texto escrito por Esther Sanz (Psicóloga Clínica Área Externa Salud Mental).

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