Revista España

Moclín y su castillo

Por Juroher

Frente a la sierra, la Vega y Granada. La pequeña, encantadora y medieval villa de Moclín parece escondida.
Pero no lo está. Muy al contrario, ocupa un lugar estratégico a los pies de los Montes, entre los pliegues bajos de la Sierra del Marqués. Moclín nació cuando estas tierras constituyeron el reino nazarí fundado por Alhamar.
La fortaleza de las pupilas, como fue conocida en tiempos de Al-Ándalus, se construyó sobre un escarpe rocoso a mitad de camino entre Alcalá la Real y Granada. Cuando Alfonso XI conquistó Alcalá en 1351, Moclín estableció la frontera con el último reino árabe en la península, conocedor de que su supervivencia era sólo cuestión de tiempo.
Finalmente, la villa cayó en manos cristianas el 26 de julio de 1486, pocas horas después de que una pella lanzada por la infantería de los reyes Isabel y Fernando hiciera volar por los aires el polvorín del Castillo de la Mota.
Moclín es un castillo y a sus pies una villa blanca. La fortaleza medieval se alza sobre un escarpe rocoso, frente a los caminos y las sierras. Posee dos recintos. El primero, en la parte baja del cerro, cierra el conjunto amurallado de la villa donde se hallan el edificio del Pósito y la iglesia de la Encarnación, conocido también como el santuario del Cristo del Paño, al que hay adosado un pequeño cementerio. El segundo recinto lo constituye el castillo medieval árabe.
La alcazaba alza sus torres y sus defensas al acomodo de la rocosa peña. A los pies de la torre del homenaje hay un gran aljibe con capacidad para más de quinientos metros cúbicos de agua, utilizado por la población en tiempos de asedio.

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