En el mundo del cine a veces suceden casos mágicos y peculiares. Es el caso de la actriz Audrey Hepburn. Esta menuda belga de nacimiento, tenía una belleza muy sencilla pero que atravesaba la pantalla.
Extremadamente delgada y baja de estatura, pero con unos grandes ojos y cejas, poseía una belleza clásica pero cándida que rompió moldes, dejando atrás a figuras exhuberantes como Marilyn Monroe o Anita Ekberg, de una forma abrumadora.
Los que la conocían la definían como un ser dulce y delicado, amiga de sus amigos y una excelente actriz y mujer de gran corazón.
Pero, sin duda, una de las cualidades que tenía Audrey, era su elegancia. Innata y perfecta, limpia y sutil, incluso para pasear a los perros, vestía perfecta.
Fue por ello, que Hubert de Givenchy la convirtió en su musa.
Para la película Sabrina, la encargada del diseño de vestuario fue Edith Head, la gran diseñadora del cine que consiguió 8 premios Oscar, y que trataremos a fondo en otro post. Sin embargo el vestido que lució Audrey Hepburn en esta película, y encandiló a público y críticos de todos los ámbitos fue este espectacular diseño de Givenchy, elegido por la mismísima Audrey.
¿Sabías que cuando Audrey Hepburn se presentó en el atelier de Givenchy, él esperaba a Katharine Hepburn y se sorprendió ante la pequeña estatura de Audrey? Sin embargo eso no impidió que, posteriormente se convirtiera en su musa y su mejor amiga para toda la vida.
En Sabrina, Audrey Hepburn luce un vestido para la fiesta. Givenchy, que estaba preparando un desfile de su colección de ese año y desbordado por el trabajo, le dijo a Audrey que escogiera un vestido al azar. Curiosamente, ese vestido pasó a la historia de la moda por su escote, al que se le conoció como escote Sabrina.
Givenchy se convirtió en el diseñador por excelencia de Audrey Hepburn, diseñando vestuario para ella en más de 10 películas. entre las que destacan Charada o Desayuno con diamantes.
Además forjaron una amistad muy estrecha, hasta la muerte de la actriz en 1.993.
Pero sin duda, el vestido más icónico del cine y el que sigue siendo una inspiración para muchos diseñadores hoy en día, es el vestido negro de Desayuno con diamantes. Al comienzo de la película, Audrey se encuentra desayunando frente al escaparate de la joyería Tiffany's en Nueva York, con ese vestidazo, gafas de sol de pasta enormes, y collares de perlas.
Esa escena ha pasado a ser una de las más recreadas de la historia y marcó un antes y un después en al relación de la moda con el cine. Givenchy había dado en el clavo vistiendo así a actriz.
Givenchy dijo de ella: "no hay una mujer sobre la faz de la Tierra que no quiera parecerse a Audrey Hepburn" y, seguramente fuera cierto.
Audrey tenía un magnetismo especial que hacía que todos se rindieran a sus pies. Encarnó a una mujer liberal e independiente, decidida y con gran sentido del humor. Elegante en todas sus apariciones y en su vida real, nunca se le atribuyó ningún escándalo, y eso que pesaban sobre su espalda dos matrimonios.
Supo mantener la elegancia y el saber estar hasta en esos momentos y por eso, es a día de hoy y para siempre una Diva.