Los ataques de pánico se caracterizan por una oleada abrupta de miedo intenso o incomodidad que alcanza su punto máximo en cuestión de minutos. Se acompañan de síntomas fisiológicos que incluyen sudoración, sensaciones de dificultad para respirar, escalofríos o sensaciones de calor, o miedo a perder el control. El trastorno de pánico se diagnostica cuando los ataques de pánico han sido seguidos por una preocupación o preocupación persistente por futuros ataques de pánico o sus consecuencias, o por cambios desadaptativos significativos en el comportamiento relacionado con los ataques.
Esta hoja de trabajo presenta el modelo cognitivo conductual de pánico de Clark (1986). El modelo ampliado identifica los mecanismos críticos del pánico que incluyen: mala interpretación catastrófica de las sensaciones corporales (que conducen a una sensación de ansiedad y exacerbación de los síntomas corporales) y comportamientos de búsqueda de seguridad (que evitan la refutación de las creencias de amenaza).
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