Revista Arte
Mohamed chukri.- paul bowles, el recluso de tánger: el reflejo más oscuro de un mito
Por Asilgab @asilgabPaul Bowles pasó gran parte de su vida acrecentando la sombra del mito que le perseguía desde que decidió afincarse en la ciudad marroquí de Tánger, y más, cuando año tras año, su casa era una continua peregrinación de artistas e intelectuales europeos y americanos. De ahí, a convertirla en un santuario, sólo había un paso, pues por el apartamento del Inmueble Ytesa pasaron una importante pléyade de lo más glorioso de la mitomanía norteamericana de los años cincuenta, sesenta, setenta… compuesta por nombres como: Truman Capote, Tennessee Williams, Jack Kerouac, William Burroughs, Los Rolling Stones, etc. Un mito el de Paul Bowles que, Mohamed Chukri trata si no de derribar si de oscurecer, en este libro, al presentarnos al escritor norteamericano desde una perspectiva distinta a como siempre lo habíamos visto hasta ahora, es decir, visto por los otros. Y no sólo eso, porque también debemos tener en muy en cuenta que, la mirada del relato, es la de un marroquí que transita desde su analfabetismo y miseria iniciales, hasta su pasión por la cultura y la escritura finales, lo que le situó entre los más destacados escritores marroquíes de su tiempo, si bien es cierto, que en parte debe su fama y prestigio a que formó parte de la nómina de aquellos a los que Bowles acogió en su casa. Siendo, bajo su protección literaria, uno de los protagonistas de esa otra forma de transmisión de la cultura que es denominada como relato oral de experiencias propias y ajenas, que el propio Bowles traducía al inglés desde el árabe a través de las cintas de grabación donde recogía las sesiones que hacía con Chukri, entre otros. Una actividad literaria que podríamos denominar como de oral y visual como sólo pueden serlo los sueños, y que Chukri vio recompensada con el éxito internacional de su novela autobiográfica El pan desnudo (1973). Aunque a través de la lectura del libro, también asistimos a su particular ajuste de cuentas a la hora de tratar tanto el reparto económico de las ediciones de sus libros como de la propia autoría de los mismos.
El gran acierto de la editorial Cabaret Voltaire no es sólo la cuidada edición de esta novela, ni tan siquiera el buen gusto a la hora de elegir una de las mejores fotos de Bowles teñida de un verde intenso que la hace más enigmática, sino el de darnos la oportunidad de conocer otro punto de vista del autor de El cielo protector, algo nada desdeñable si consideramos el recelo con el que sus editores tratan a aquellos que quieren publicar nuevos títulos o recatar algunos textos del escritor norteamericano. En este sentido, esta edición no procede de la versión inglesa de la misma, sino de la traducción que ha hecho del árabe la autora Raje Boumediane El Metni, pues como nos contaba uno de los editores de Cabaret Voltaire, José Miguel Pomares Valdivia, nada más enterarse los editores de Bowles de la próxima aparición de este libro, enseguida se pusieron en contacto con ellos para hacerles saber sus derechos sobre la edición inglesa, lo que así por encima, da muchos visos de veracidad a las aportaciones que sobre la cuestión monetaria y editorial vierte Chukri en este libro, pues tal y como confiesa en él: “Bowles vivió como un pobre y murió rico”, lo que nos lleva a pensar lo contradictorio que es el ser humano, pues no se nos debe pasar por alto, que finalmente el cuerpo de Bowles descansa en uno de los cementerios más exclusivos de Nueva York, mientras que Jane Bowles está enterrada en Málaga, y sólo hace tres años que, gracias a la iniciativa de Alfredo Taján del Instituto del Libro de Málaga, y por supuesto al propio Ayuntamiento malacitano con su alcalde al frente, reposa de una forma digna, al darle a su tumba, el decoro, la singularidad y el reconocimiento que la gran escritora norteamericana merecen. También nos informaron desde Cabaret Voltaire que seguirán publicando títulos del escritor marroquí, y así, Chukri estaára de nuevo de actualidad en los próximos meses gracias a la editorial catalana, empeñada en darnos a conocer otro tipo de literatura fuera de los grandes autores de masas imperantes en la actualidad.
Regresando el relato descarnado que Mohamed Chukri nos presenta de Bowles, éste hace hincapié en la tacañería del ermitaño escritor, o en el carácter depravado, cruel y violento de muchos de sus escritos, como una forma de canalizar un tipo de pensamientos o deseos que, por supuesto Bowles nunca llevó a la práctica (nos acota el escritor marroquí), pues él siempre estuvo más interesado en observar y pensar que en actuar. Del mismo modo, que no deja de sorprender el escaso interés que sobre él ejercía el sexo, una contradicción más llamativa si cabe, por el gran número de presuntos amantes que se le han adjudicado, aparte de por su cacareada homosexualidad nunca declarada. Todos estos relieves de la personalidad de Bowles ya eran más que conocidos para aquellos que hemos seguido su carrera literaria o visionado los documentales que sobre él existen, pero lo más llamativo de todo, es la crudeza y la desnudez con las que Chukri habla sobre su relación con el escritor norteamericano y su entorno; y lo hace, desde un tono que sólo alguien que ha conocido la verdadera realidad de la miseria y la pobreza puede tener sobre lo que realmente es la vida, porque Bowles, a pesar de todo, y de su pretendida vida de desarraigo para con Occidente, seguía siendo un extranjero en Tánger, pues nunca fue acogido como uno más de los tangerinos a pesar de vivir casi toda su vida en la ciudad, siendo un extranjero dentro de ella. Una circunstancia que puede venir motivada por su animadversión hacia los árabes y su cultura, de la que únicamente le interesaban su música, su aislamiento y su primitivismo, de ahí, que a partir de un cierto momento (quizá cuando desapareció el colonialismo con el que tan fácilmente fantaseaba Bowles), dejó de interesarse por su particular forma de viajar, abandonando su faceta de nómada (otra de sus más relevantes características de cara al resto del mundo) y acuartelarse en su famoso apartamento del Inmueble Ytesa de Tánger, desde donde pudo seguir haciendo crecer la mística literaria del viajero al que acompañaban treinta maletas y dos baúles, destrozando de ese modo la figura del turista que tanto le horrorizaba, del mismo modo que odiaba los aviones y amaba los viajes en barco.
En definitiva, cerca o lejos de la leyenda que le persiguió a Bowles toda su vida, Chukri nos acerca el reflejo más oscuro de un mito que, esta vez, gracias al empeño de la editorial Cabaret Voltaire, nosotros podemos disfrutar.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.
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