Cuando se habla de las primeras civilizaciones se suele pensar en Oriente Próximo, especialmente en Egipto y Mesopotamia, pero en otras partes del mundo florecieron otras culturas igual de avanzadas o incluso más. Una de estas tuvo su epicentro en el valle del Indo, con dos grandes ciudades: Harappa y Mohenjo-Daro. La primera fue expoliada, pero la segunda está muy bien conservada y constituye una importante fuente de información, además de un atractivo turístico.
Mohenjo-Daro fue habitada aproximadamente entre los años 2600 y 1800 aC, convirtiéndose en uno de los primeros asentamientos urbanos del mundo en paralelo a las ciudades de Mesopotamia y al Imperio Antiguo de Egipto. Por su proximidad, se cree que tuvieron contacto con los pueblos mesopotámicos (en concreto con los sumerios) y que incluso podrían ser sus antecesores inmediatos.
Mohenjo-Daro poseía una tecnología y una organización urbanística bastante avanzadas para su época, destacando por su gestión del agua (con pozos, sistemas de desagüe e incluso baños en las casas, algo insólito por aquel entonces), llegando a ser probablemente la ciudad más desarrollada del sur de Asia. El centro del poder se encontraba en la ciudadela, donde había los graneros, los depósitos de agua y la residencia de los sacerdotes. En la zona de la ciudad baja se observa que las casas eran bastante grandes, lo que parece indicar una sociedad relativamente igualitaria para la época.