Moix Gastro Wine Bar está en el Raval un barrio en el que están proliferando los restaurantes, con el ánimo de buscar una convivencia armónica. De hecho, igual que con la Rambla, bien, como todo el centro, se está viviendo un momento de recuperación y reivindicación de estas zonas. Pero no por eso todo lo que se abre tiene que estar bien. Lamentablemente muchos creen que la ubicación será casi una garantía para su éxito. Y es cierto que importa, pero es una garantía con fecha de caducidad próxima si lo que ofreces no es de calidad.
Nosotros hemos visitado un nuevo espacio que apuesta por esta recuperación, la de la zona y la del público de Barcelona. Para ello la mejor manera es ofrecer un producto de proximidad y de temporada, (otras de las cosas que esta viviendo su momento más dulce), con un espacio acogedor y moderno a la vez que intentar destacar entre las otras opciones que hay en el barrio.
Moix Gastro Wine Bar está abierto desde Junio de este año, después de un año y medio de obras. Anteriormente era un bar que no tenía nada que ver con lo que hay ahora, y fue preciso una importante lavada de cara para conseguir lo que hoy es. Siempre tuvieron claro el tipo de concepto y espacio que querían: un Wine Bar, un Bar a vins en el que destaca su barra, como espacio más informal para tomarte una copa con una tapa o un platillo que sirva de cojín para una buena copa de vino y un comedor interior espacioso en el que la decoración es agradable, moderna con algún toque de color que sirve para romper la sobriedad del blanco y el negro.
Los vinos son una cuidada selección de una carta diseñada por el enólogo Tito Bosch, con más de 80 referencias donde encontraremos unos fijos combinados con unos rotatorios de una carta dinámica que cambiará semanalmente, formada por cinco blancos, cinco tintos, tres rosados y tres cavas que podrán degustarse por copas.
El año y medio que duraron sus obras, lo dedicaron en parte a conocer productores y seleccionar quiénes serían sus proveedores y cuál el producto que llegaría a su cocina. Allí, con la creatividad justa del Chef intentan resaltarlo con la manipulación mínima.
A mediodía ofrecen un menú de 5 platos. No es que sean a elegir, son los cinco en raciones correctas que sirven de lunes a viernes por 16 euros. Este menú es una alternativa a su carta, que puede degustarse en cualquier momento, pero este formato te permite probar varias de sus elaboraciones por un precio cerrado. .
Platos de lo más sencillo, como una copa de gazpacho, hechos con tomates de una Huerta de Piera con un buen punto de ajo, bastante equilibrado y bien licuado, para beber sin encontrar ninguna piel que pueda molestar o una ensalada verde, sin más, una mezclum aliñada a la que noto cierto sabor a hinojo que le da frescura, son ejemplos de su filosofía.
En nuestra degustación, continuamos con una tortilla de bacalao, hecha al momento, individual. Para mi, jugosa sin estar cruda y con buen punto de sal. También llevaba cebolla y patata.
Algo más sofisticados fueron sus tacos de salmón marinados, aunque sólo con limón, tapenade y servidos con unos blinis hechos al vapor para acompañar, tantos blinis como tacos de salmón. Quizá parezca absurdo destacar este detalle, pero muchas veces no se tienen en cuenta estas cosas y pueden desequilibrar un plato. Suave, elegante y muy bien presentado.
El Steak tartar era clásico con sus tostadas y dos salsas para acompañar: una de rábano picante y otra de chile más picante aún. Como suele pasar la sensación de quemazón dependerá de cada uno. Para mi, las dos le daban un punto pero ninguna era excesiva. El tartar venía con la yema de huevo para hacer la mezcla en mesa y las salsas picantes, por separado. Servida en bol, la ración parece a simple vista más pequeña de lo que es, ya que cunde bastante más de lo que aparenta en un principio.
Un mar y montaña nada convencional ya que se trata de una base de patata rota, como trinxat, aunque no lo era porque no lleva col. Llevaba butifarra desmenuzada que junto a las patatas servía de lecho a un trozo de panceta y la trucha ahumada. Es servido tapado, lleno de humo, y al quitar la tapa el humo invade el olfato y la sala. Muy vistoso. Muy Correcto de sabor, aunque sugeriría algo más de jugosidad, ya que el ahumado suele resecar.
El último plato es el postre, del que me gustaría hacer especial hincapié por la originalidad y por el sabor. Moix Gastro Wine Bar se luce con un postre ligero que sale de lo típico: panacotta con algo de mascarpone, gelatina de menta y semillas de tulipán. Una gelatina hecha despues de quitar la clorofila a las hojas. La textura era sólida pero nada cargante. El ideal para acabar una comida sin hacerse pesado. Muy bueno, si tenéis oportunidad, debéis pedirlo sin duda y salir de lo convencional.
Para acompañar la comida, empezamos con una copa de vino blanco de l'Empordà de Viura y Moscatel, fácil de beber, fresco con un punto dulce. Para el tinto nos vamos a un Montsant, Ressons, Garnacha y Syrah largo en boca y rotundo.
Moix Gastro Wine Bar son recién llegados, acaban de empezar y lo hacen con solidez y buena organización, seguramente porque Robert, Matteo y Pablo que son las 3 personas que, cada uno en su rol, gestionan Moix han vivido la hostelería de cerca, incluso en la familia. Saben donde se meten y no les resulta un mundo desconocido. Su apuesta por los vinos y por los productos no se quedará en su restaurante, ya que aún queda pendiente la apertura de un espacio algo más íntimo, el Rebost del Moix. En el sótano, Moix Gastro Wine Bar tiene un espacio polifacético al lado de la cocina que servirá de sala para eventos privados, catas y quién sabe si showcookings o showrooms de productos gourmet. Pero eso aún está por llegar. De momento la experiencia de disfrutar de una buena comida y de un buen vino está asegurada.
Moix RestauranteOtras opciones por el Raval