Revista Coaching

Momento feedback

Por Joseluisp

Momento feedback

Uno de los momentos en los que más se aprendo sobre las personas es el aquél en el que se da o se recibe feedback.

Hay personas que lo reciben de forma abierta, con el deseo de recibir cualquier información que les ayude a ser mejores como personas y como profesionales. También hay personas que lo desprecian, que lo interpretan como meras agresiones de las que deben protegerse con toda su artillería defensiva. Hay quien entrega el feedback como un regalo, un presente lleno de sinceridad que se hace desde el deseo de ayudar al otro a mejorar. Sin embargo hay personas que utilizan la escusa de la sinceridad para convertir el feedback en un arma arrojadiza, un instrumento con el que hacer daño al otro.

Todas las cosas que hacemos tienen un impacto sobre el entorno. Generan un rastro de resultados medibles y una estela de emociones resonantes o disonantes entre las personas que nos rodean. Si quiere evaluar el impacto de sus acciones sobre el universo puede hacerlo de manera sencilla. En algunos casos basta con recopilar información sobre el efecto que generan sus decisiones recurriendo a datos medibles, datos que le ayudarán a conocer si sus acciones le acercan a sus metas o no. En otros casos necesitará acudir a las personas con las que interactúa e invitarlas a que expresen sus opiniones desde la mayor sinceridad posible.

Cuando recibimos feedback todas nuestras conversaciones interiores se mueven entre dos fuerzas. La primera nos lleva a escuchar, a buscar en el feedback toda la información que nos ayude a mejorar nuestras acciones. Este es el poder del feedback positivo, aquél que nos ayuda a construir y a ser mejores personas.

Sin embargo, la segunda fuerza nos lleva a rechazar el feedback, a considerarlo una agresión de la que nos debemos proteger. Después de todo, nos sentimos tan identificados con nuestras ideas y nuestras decisiones que cualquier voz que las cuestione nos lleva a percibirlas como ataques hacia el mismo centro de nuestro ego. Nuestras voces interiores reiteran como un disco rayado que repite hasta la saciedad que nuestras decisiones son nuestras, que las debemos implantar tal y como nosotros decidimos, y que nos volveríamos locos si aplicásemos las sugerencias que nos hacen todas las personas con las que hablamos.

La resultante de las dos fuerzas depende de usted. Usted decide si se desconecta de la información que recibe del universo o si la utiliza de forma que pueda aprender y mejorar su forma de hacer las cosas. Puede utilizar el feedback como lo que es: una herramienta muy poderosa que le ayudará a aprender, a mejorar como persona, a innovar o a destapar toda su creatividad. También puede rechazarlo y refugiarse en el autoengaño, en la ceguera o en la desconexión ante todo lo que pasa a su alrededor.

No podemos mejorar aquello que no vemos. Necesitamos que los demás nos lo reflejen.

Usted decide.


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