Vi la flor que me señalaba el camino.
Allí, entre los muros de piedra, una puerta azul.
La atravesé y me llevó, directamente, a un campo de endrinas.
Una de ellas, era mágica y me diría dónde encontrar el lugar en el que habita el espíritu veraniego…
Y lo encontré.
NB : La mágica era la de en medio. La del centro. La que no está arriba ni abajo.