Revista Espiritualidad
El agua turbia no muestra los peces o las perlas,
lo mismo hace la mente.
Textos Budistas.
Shantideva Bodhisattvacharyavatara Homenaje a los Budas y los Bodhisattvas.
V La vigilancia [36] Con todo, para descansar la vista puedo mirar a veces a mi alrededor, y cuando alguien entre en mi campo de visión debo mirarlo y decirle: «-¡Bienvenida!-».
[37] En ruta, para verificar que no hay peligro, debo mirar una y otra vez en las cuatro direcciones. Cuando quiera detenerme para reposar, debo volverme y mirar detrás de mí.
[38] Habiendo verificado, adelante y atrás, debo entonces ir, o bien, venir. Al haber comprendido que ello es necesario, debo actuar así en todas las ocasiones.
[39] Tras haber preparado una acción, pensando: «-Así debe tenerse mi cuerpo-», también, en el transcurso de [la] acción, hay que verificar: «-¿Cómo se está mi cuerpo?-»
[40] Debo verificar enégicamente que el elefante loco de mi espíritu, sin perderse, se quede bien atado al gran pilar del pensamiento espiritual.
[41] Aquellos que buscan a cualquier precio la concentración, no deben perderse ni siquiera un instante. «-¿Cómo se comporta mi espíritu?-»: así hay que examinar todo cuanto ocurre.
[42] Pero, si en caso de miedo, fiesta religiosa u otra [ocasión] no pueda hacerlo, debo actuar lo mejor [posible]. Igual, dicho está que en el momento de practicar la generosidad, la práctica de la ética puede ser suspendida.
[43] Quienquiera [que], tras reflexionar, haya emprendido una tarea, debe, desde entonces, no pensar más en ninguna otra. Guardando así sus pensamientos fijos, debe acabar por cumplirla.
[44] Actuando así, todo será hecho convenientemente; si no, ninguna de las dos [cosas] será realizada. Así, las perturbaciones secundarias, que están desprovistas de vigilancia, no se acrecentarán más.
[45] Hay que abandonar todo apego cuando me involucro en actividades diversas, como los parloteos, varios e inútiles, o todo tipo de espectáculos coloreados.
[46] Si, sin razón, me pongo a escarbar la tierra, a dibujar sobre ella, o a arrancar hierba, recordándome las instrucciones de los Sugatas, espantado, debo inmediatamente cesar.
[47] Cuando sienta la gana de moverme o de decir alguna[s] palabra[s], me es menester primero examinar mi espíritu; luego, firmemente, hacer lo que conviene.
[48] En el momento en el que, en mi espíritu, el apego o el deseo de airarme sobrevengan, no [les] debo dar seguimiento, ni en acción ni en palabra, pero debo entonces quedarme imperturbable.
[49] En el momento en que sobrevenga la distracción, la tentación de mofarme, el orgullo o la fatuidad, la gana de exponer las faltas de los demás, el deseo de engañarlos, o la hipocrecía;
[50] en el momento en que anhele recibir elogios, o cuando quiera criticar a los demás, cuando intente decir [algo] malo o provocar la disputa, entonces, debo permanecer imperturbable.
[51] Cuando desee bienes, honores o celebridad, cuando desee tener domésticos y un círculo [de allegados], en le momento en que mi espíritu desee hacerse servir, debo entonces quedarme [como] de palo.
[52] Cuando desarrolle el deseo de entrevistarme con aquellos que se han desviado del bien de los demás y que no buscan más que su propio bien, debo entonces quedarme [como] de palo.
[53] En el momento en que surgen la impaciencia, la impudicia, la resistencia debida a la pereza, el discurso descosido, el pensamiento que se aferra a lo que mío es, debo entonces quedarme [como] de palo.
[54] Tras haber analizado las perturbaciones y los inútiles esfuerzos proveídos por el espíritu, el Héroe debe entonces estabilizarlo, por [medio de] la aplicación de los antídotos.
[55] Determinado y de fe lleno, estable, respetuoso y cortés, conocedor de la vergüenza, el temor y la paz, hay que esforzarse por hacer felices a los demás.
[56] No hay que dejarse desalentar por los caprichos [repentinos] de aquellos iguales a críos peleones, pero [debo] comprender que vienen de las perturbaciones, y mostrarme afectuoso para con ellos.
[57] Por su propio bien y el de los otros, hay que involucrarse en acciones virtuosas. sabiendo que todo es como una aparición, sin orgullo, siempre hay que guardar en mano el espíritu.
[58] Pensando una y otra vez que ha sido menester de largo tiempo para obtener esta disponibilidad suprema, hay que mantener su espíritu inmutable como el monte Meru.
[59] Si, cuando este cuerpo es despedazado aquí, allá, por buitres ávidos de carne, tú, espíritu, no te hace desgraciado ello; ¿por qué, ahora, lo sirves con tanto cuidado?
[60] Tras haber tomado este cuerpo por «tuyo», espíritu, ¿por qué lo proteges? Si tú y él son dos, ¿de qué podrá servirte?
[61] Tú, espíritu obnubilado, ¿por qué no tomar como forma, madera, bien limpia? ¿para qué vigilar esta máquina pútrida, que es un amontonamiento de impurezas?
[62] Mentalmente, separa primero, las capas de piel; luego, con el arma cortante de la sabiduría separa la carne de su red de huesos.
[63] Tras haber abierto los huesos incluso, inspecciónalos hasta la médula. Hazte tú mismo este análisis: «-¿Dónde se encuentra la esencia de todo aquello?-»
[64] Si pese a tales esfuerzos no ves allí ninguna esencia, ¿por qué, sin embargo, velas por este cuerpo con tanto apego?
[65] Si estas substancias no son consumibles, si esta sangre no es bueno beberla, si estos intestinos no son comestibles, ¿qué podría aportarte este cuerpo?
[66] Después de todo, apenas es bueno de conservar para alimentar a los chacales y los buitres. de hecho, este precioso cuerpo humano que tenemos no debe ser utilizado más que para acciones virtuosas.
[67] Si, aunque, velas así por él, ¿qué harás cuando la muerte, despojada de ternura, te lo robará para darlo a los perros y los pájaros?
[68] Si a un sirviente incompetente no das ni siquiera vestidos y demás, ¿por qué te extenúas velando por esta carne, puesto que pese a tus buenos cuidados tu cuerpo irá a otra parte?
[69] «-Ya le he dado su salario, y hecho presentes, que trabaje, ahora, por mi bien; mientras no me haga favores nada le daré-».
[70] Hay que considerar a este cuerpo como un navío, simple soporte para ir y venir; que devenga, para realizar el bien de los seres, en un cuerpo que atienda todos los deseos.
Fuente: http://sambodhi.iespana.es/
+