La abdicación del Rey Juan Carlos en su hijo, el Rey Felipe (lo de VI me parece de otros tiempos), ha reavivado el eterno debate entre monarquía y república. Si nos sumergiésemos en el diálogo político es probable que no acabase de escribir en varios días, por lo que voy a centrar el enfoque en el apartado económico. Teniendo en cuenta desde que punto de vista voy a articular mi visión de este tema, probablemente ya sepas qué pregunta voy a lanzar: ¿Qué sistema político es más barato para el ciudadano? Monarquía vs República: un dilema económico. Y digo dilema porque muy probablemente nadie lo sepa. Desde el planteamiento económico también hay bipolaridad al respecto de este tema. En función de qué ideología económica sea el que escribe sobre esta cuestión, concluye de una u otra manera. ¿Entonces en qué quedamos?
No obstante el pasado domingo, el diario ‘El Mundo’ recogió en su suplemento ‘Mercados’, un estudio de una universidad norteamericana, concretamente del Joseph H. Lauder Institute de la Universidad de Pennsylvania, que aseguraba que una posible ‘República de España’ dejaría en las arcas públicas un agujero de 350 millones de euros (el 0,036% del PIB). El director del estudio es Mauro Guillén, prestigioso economista español residente en EEUU, quien sostiene que en el análisis ha empleado 11 variables (algunas de ellas institucionales, como las libertades políticas) de 153 países en base a los datos del Banco Mundial entre 1960 y 2013. Un interesante trabajo que, por serio, merece la pena tenerse en cuenta. El documento también recoge otras conclusiones relevantes, como por ejemplo, las que se refieren al dividendo democrático. ¿El hecho de tener una monarquía es positivo para un país? Guillén, y otros economistas como el holandés, Harry Van Halen, se refieren a los beneficios de la estabilidad institucional. Van Halen va más allá y habla de externalidades positivas. Según estos economistas el hecho de que el Rey Juan Carlos I haya reinado durante 39 años es positivo para la economía española, pues permite que la inversión extranjera directa se asiente en el país. Pero es que además la Monarquía Española, que juega un papel estratégico de proyección al exterior, actúa de manera similar a una campaña de marketing para España. En este sentido, el economista Luis Garicano asegura que el hecho de que los bonos españoles sean emitidos a nombre de ‘Reino de España’ favorece en gran medida que se vendan en el exterior.
Un dilema económico
Por otro lado, economistas británicos y algunas consultorías de prestigio como Brand Finance en Reino Unido estiman que la monarquía británica tiene un valor de marca de 44.5 billones de libras. Calculan que la monarquía británica favorece a que los turistas extranjeros gasten en torno a 500 millones de libras en concepto de visitas a museos, palacios, merchandising, etc. También según Brand Finance el 12,5% de los atractivos principales del Reino Unido giran en torno a la casa real inglesa. Por ejemplo, según la auditora británica Price WaterHouse Coopers, la boda de los principes (Guillermo y Catherine) dejó en las arcas del Reino Unido un montante de 620 millones de libras. Lejos de que esta situación se asemeje a la española, es evidente que en otros países europeos la monarquía constituye un elemento de atracción turístico importante.
En lo que respecta al gasto total de las monarquías y repúblicas europeas, la República Francesa tiene un gasto de 112 millones de euros, la de Italia de 228 millones, y la de Alemania de 20 millones. En cuanto a las Monarquías, la inglesa y la holandesa son las que tienen un presupuesto más elevado con 38,5 y 40 millones de euros respectivamente. En el caso de la española, el presupuesto fijado en los PGE para la Casa Real es de 7,7 millones de euros, a lo que habría que sumar todas aquellas actividades suscritas a ciertos ministerios (viajes oficiales, recepciones, gestión de Patrimonio Nacional, otros bienes, etc) y que no dejan claro cuál sería la cifra total. En este sentido, la Monarquía Española es de lejos la menos transparente de todas las que hay en Europa. Un asunto, que unido a los recientes escándalos por corrupción, levanta suspicacias y críticas en una gran parte de la sociedad española, como es lógico.
Para concluir, y a pesar de los problemas que se puedan derivar del marco institucional actual, la monarquía es el régimen político menos malo que podemos tener en este momento. Quizás no en el futuro. No tiene por qué ser algo definitivo, ni mucho menos. Incluso parecería más lógico (a nivel democrático) el sistema político de una república, teniendo en cuenta que es el ciudadano quien elige a su representante. Vivimos momentos difíciles en lo económico, con una crisis que parece no querer irse. Lo más adecuado en estos momentos (a pesar de la frustración de muchos) es fomentar la estabilidad institucional y trabajar de manera unida para resolver el principal problema del ciudadano: el desempleo. Aunque sea una labor complicada, ninguna crisis dura para siempre y tarde o temprano veremos un crecimiento económico más boyante. De momento, todo lo que favorezca la llegada de inversión del exterior es positivo, y en este sentido, el mayor enemigo de los inversores extranjeros, es un país que no sabe hacia dónde se dirige. Nosotros sí lo sabemos. Queremos ser mejores, tener empleo, mejorar profesionalmente y, por supuesto, personalmente. Mantener la estabilidad política hoy es un primer paso en un proceso que nos permita poder cambiar el mañana.