EL PERDÓN ES ALGO MUY CURIOSO: CALIENTA EL CORAZÓN Y REFRESCA LA HERIDA. W.A.W.
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Tras los votos de pobreza, castidad, obediencia y estabilidad, se encuentra básicamente la mayor parte de la vida monacal cristiana. Los monjes o monjas que allí se cobijan, en su día decidieron vivir en comunidad bajo unas reglas, muchas de las cuales son herederas del pasado. Precisamente, bajo el voto de estabilidad se establece la diferencia entre convento y monasterio, ya que quien la acata permanecerá hasta el final de sus días en éste.
Los orígenes de los monasterios se remontan al siglo IV, cuando San Antonio hizo suyas las palabras: “ve, vende lo que posees y dáselo a los pobres”.. Quienes le siguieron marcharon al desierto y allí, en un principio, vivieron solos, para más tarde reagruparse en comunidad. De hecho, la palabra Monasterio procede etimológicamante del griego “monasterion”, de la raíz monos (uno solo). A partir del siglo VI surgieron cenobios por todo occidente como el de los Benedictinos, creado por San Benito. Durante la Edad Media alcanzan su apogeo órdenes como Cartujos, Franciscanos, Cistercienses, Dominicos, Carmelitas o Jerónimos.
En esta época los monasterios se convirtieron en el centro de la vida cultural, artística y religiosa, incorporando a sus posesiones tierras de labranza, molinos, hospederías, escuelas, talleres y bibliotecas. Las primeras bases de su funcionamiento en la península ibérica datan de finales del siglo VI y principios del VII a traves de las reglas establecidas por Isidoro de Sevilla, Fructuoso o Leandro. Más tarde, durante el siglo XII, la vida monacal y las normas que la regulaban fueron siendo sustituidas paulatinamente por la liturgia y las reglas benedictinas de Cluny. De esta forma, se encuentran documentados los monasterios de San Victorian de Sobrarbe, en Pueyo de Araguas, Huesca y el de Suso y Yuso, en San Millán de la Cogolla, La Rioja. Y fue en este último cenobio donde un monje, nacido a escasos kilómetros del lugar en la que seguramante era su lengua materna -el vasco- escribe las primeras palabras en castellano y en euskera.
En la actualidad, en el estado español existen 950 monasterios y conventos, en los que habitan en torno a 1000 monjes y 13000 monjas dedicados a la oración y a la vida en comunidad, que contrasta con la vida frenética de quienes vivimos fuera preocupados por lo inmediato y con escaso tiempo para meditar sobre el propósito de nuestras acciones.