El que no sepa que vivimos en un país de personas con tendencia al enfado crónico o es muy cándido o debería hacérselo mirar. A esta tendencia genética hay que sumar que no tenemos precisamente motivo de regocijo en los últimos tiempos de golfos apandadores y crisis económicas con vergonzante protagonismo de algunas entidades bancarias. La última producción de la actriz y directora Jodie Foster (esta vez en la segunda de las facetas mencionadas) ahonda en dicha crisis mundial, que en España tenemos lo nuestro, pero en todos lados cuecen habas. La acción se centra en Estados Unidos, donde una empresa poderosa y próspera se desmorona dejando a sus pequeños inversores, los que vienen a llamarse peces pequeños, como ustedes podrán perfectamente imaginarse, con el consiguiente y lógico cabreo. Por otro lado, los focos nos señalan un show televisivo de índole económico conducido por una estrella de la pequeña pantalla interpretada con su habitual carisma por George Clooney; el tipo en cuestión recomendó en su momento al televidente invertir en el futuro desastre y ahora hay un perjudicado que se cuela en directo en el plató con una pistola, una bomba, muy mala baba y una maleta cargada de preguntas y amenazas. El thriller está servido y ya podemos empezar a desenmarañar la madeja para ver dónde se haya el quid de la cuestión, porque como toda historia que merezca ser contada, siempre hay algo que desvelar, por previsible que se antoje el devenir de los acontecimientos, que también.
Junto al citado Clooney, cuyo papel le permite tirar con soltura de registro cómico (ya saben, show must go on) a la vez que dramático tenemos al muchacho desesperado (convincente Jack O'Connell) y a Julia Roberts como tercer vértice del triángulo interpretando sin problemas a la directora de producción, "la voz del pinganillo", un papel del que bien podría haberse hecho cargo en persona la propia realizadora del film.
Con semejante elenco, el aroma a denuncia y la mediática Foster tras la cámara quizá puede tildarse el resultado como ligeramente decepcionante por la estructura final con vestimenta de producción comercial orientada al entretenimiento generalizado; lo que no tiene nada de malo si no es porque se habla más de la necesidad de poner voz a los pobres agraviados que de lo que realmente te vas a encontrar coloreado por la industria en forma de intriga ligera con inverosímil y convencional giro final.
No creo que Jodie Foster pueda mostrar este trabajo como ejemplo de firma personal, pues además de estar correctamente dirigida, no parece un proyecto por el que merezca una aspirante a directora estrella dejarse la salud. Eso sí, como puro pasatiempo la cinta funciona bien, con momentos de tensión, de diversión viendo hacer a Clooney de tipejo detestable (luce menos los ratos en los que hace de íntegro y respetable) y el cándido disfrute que nos contagian desde hollywood con esa práctica tan americana que es la de forzar en la ficción que seamos los buenos por una vez mientras vemos pasarlas canutas a los malos con corbata que ni siquiera tienen el cartel de villanos. Para relajarse, y desconectar de la realidad como el que se pone a jugar a un videojuego desetresante, pero no nos vengan luego con grandilocuencias de arte y ensayo y tintes sociales, que no cuela…
Dirección: Jodie Foster. País: USA. Duración: 98 min. Género: Drama, thriller. Intérpretes: George Clooney, Julia Roberts, Jack O’Connell, Caitriona Balfe, Dominic West, Giancarlo Esposito, Dennis Boutsikaris, Darri Ingolfsson, Christopher Denham, Anthony DeSando, Jennifer Dong, Ivan Martin, Cliff Moylan, Vernon Campbell, Joseph Oliveira, Chris Bauer. Guión: Alan DiFiore, Jim Kouf y Jamie Linden (Historia: Alan DiFiore, Jim Kouf). Música: Dominic Lewis. Fotografía: Matthew Libatique. Estreno en España: 8 Julio 2016.