Monstruos los hay por doquier. Desde los que se ocultan en sectas de cultos vampíricos hasta quienes han hecho del asesinato su modo de vida. Desde el chupacabras hasta el cineasta que documenta perversiones sexuales. Cada uno de ellos tiene una cuota de terror que cubrir y no dejará de hacerlo.
A través de estas páginas, la novel escritora paraguaya Mónica Bustos retoma la tradición del llamado “Cine B” para crear una intensa narración que nos conduce por acciones descarnadas y escenas paródicas, con humor ácido y una cautivadora recreación de elementos bizarros. Una auténtica novela coral, polifónica, que entrelaza diversas historias y juega con distintos puntos de vista; viñetas que funcionan de manera independiente pero que, conforme se avanza en la lectura, nos vamos dando cuenta están atadas por un hilo conductor.
El hilo conductor es una bella y enigmática mujer que en varios sitios de América Latina, aparece y desaparece más allá de toda lógica. Quienes se cruzan en su camino, a veces con fatales consecuencias, se obsesionan con descubrir su identidad. Así conocemos las historias de quienes giran en torno a ella: una pareja que perdió a su hijo en un accidente brutal e inexplicable; unos viajeros que terminan en alucinantes celebraciones y rituales caníbales; una sanguinaria secta, perseguida por la policía, cuyos miembros creen que la misteriosa mujer es la encarnación profetizada en su libro sagrado; buscadores de ovnis; hombres lobo beatniks reunidos en un bar; un cineasta dedicado a documentar perversiones sexuales; unos mineros que, en pleno desierto, buscan cazar al chupacabras; una joven con delirios místicos obsesionada con la sangre; un perturbador asesino serial y otros personajes que dan vida a historias terribles y situaciones tan absurdas como memorables, entrecruzadas a ritmo vertiginoso.