Un mono mira a otro e imita su expresión facial. Esto es lo que la primatóloga Elisabetta Palagi observó en un zoo de Rheine, en Alemania, donde estudiaba a los geladas, una especie que habita las tierras altas de Etiopía desde hace unos tres millones de años. Para ella fue revelador. Los humanos nos entregamos de forma instintiva a lo que se denomina imitación facial rápida, pero lo que vio Palagi es una prueba de sus orígenes ancestrales. El gelada, que pesa entre 13 y 20 kilos, es la única especie superviviente de primate que se alimenta de pastos.
"No es un comportamiento que se pueda aprender –dice Palagi, que trabaja en la Universidad de Pisa–. Si no tienes un cerebro adaptado para expresar esa conducta, no puedes hacerlo." La imitación se considera una forma de conexión emocional.