Revista Cine
MONSTRUOS UNIVERSITY
Título Original: Monsters University Director: Dan Scanlon Guión: Robert L. Baird, Daniel Gerson, Dan Scanlon Música: Randy Newman Distribuidora: Disney Fecha de Estreno: 21/06/2013
Antes de pararme a hablar acerca de Monstruos University, permítanme la osadía de intentar establecer un paralelismo entre los comienzos de Pixar y Disney en la historia cinematográfica. Obviamente hablamos de periodos distintos de tiempo y muchos más extensos en los inicios de Disney por el cambio en el ritmo de producción en la industria del cine. Parémonos a pensar un momento, ¿de dónde llegó la grandeza de Disney? Es cierto que desde sus inicios, la factoría nos mostró un gran puñado de obras maestras, imperecederas hoy en día, desde su primer largometraje Blancanieves y los siete enanitos, a películas como Pinocho, Bambi o Dumbo. Pero no todo era tan bonito, ahí están obras menores como Saludos Amigos, La Leyenda de Sleepy Hollow, El Señor Sapo, o incluso películas que aún siguen vigentes como 101 Dálmatas, Merlín el encantador o La Dama y el Vagabundo. Ninguna de ellas era una mala película, pero comparadas con el nivel que solía mostrar la factoría de los sueños, sin duda se las podía acusar de ser películas menores, ¿acaso son malas películas Cars o Brave si no las comparamos con el resto de las películas que nos ha entregado Pixar hasta la fecha?
Pero existía un motivo, más allá de sus largometrajes, que es lo que ayudó a marcar la huella imborrable de Disney. Sus cortos de animación. Las Silly Symphonies que eran grandes obras maestras enlatadas en un cuerpo de menor duración. Ellas fueron realmente, las que asentaron la fuerza de Disney, ayudaron sus largometrajes, no cabe duda, pero posiblemente sin cortometrajes tan maravillosos como El Patito Feo, El Viejo Molino o Árboles y Flores, Disney no se hubiera convertido en la factoría de los sueños que llegó a ser. El ejemplo más evidente de esto lo tenemos lo tenemos en Warner, su rival en aquella época, sin necesidad de largometrajes, dejaron una huella tan imborrable como la de Disney en el cine de animación gracias a sus Merrie Melodies, a día de hoy se hace impensable hablar del cine de animación sin fijarse en obras como Duck Amuck o What's Opera, Doc?
Se puede acusar a Pixar de que sus últimos largometrajes no hayan conseguido llegar al nivel de maestría, originalidad y sentido del arte que mostraron continuamente en películas como Wall•E, Up o Toy Story 3. Pero pensar que por ello Pixar ha dejado de ser la casa más importante en el terreno de la animación a día de hoy es de necios. Porque precisamente, antes de empezar han mirado atrás, han mirado lo que en su día hicieron Disney y Warner y han copiado el modelo, es difícil que la constancia de una producción al año de un largometraje de más de 90 minutos siempre se resuelva con la inteligencia que han mostrado en otros de sus productos largos. Pero no son sus únicos trabajos, y año tras año nos siguen regalando pequeñas capsulas de arte, que además, rezuman amor por el cine. Monstruos University abre con otra de esas diminutas y a la vez tan enormes obras de arte, tal y como suele ser habitual antes de sus películas. Un corto de apenas seis minutos llamado Blue Umbrella. Seis minutos de pura poesía visual, un romance de esos que encogen el corazón como lo hicieran en el comienzo de Up. Una historia de dos paraguas que luchan por encontrarse en un mundo de indiferencia, dónde son los pequeños detalles los que luchan por la unión. Sí, de nuevo Pixar nos entrega una obra maestra sin haber llegado a ver su película. Es por eso que su hegemonía a día de hoy es imborrable, otros, como la propia casa Disney se han dado cuenta de ello, y el año pasado nos regalaron la hermosa Paperman. Otros como Dreamworks, son incapaces de ver algo así, y siguen centrado en simplemente hacer marca estirando sus productos, algo que a día de hoy les reportará muchos beneficios, pero que a la larga, se acabará borrando por completo.
Monstruos University no es una de las mejores películas de Pixar, de nuevo cuesta aquí vislumbrar todo el talento potencial que la compañía muestra en los seís primeros minutos de proyección. Un entretenimiento familiar, bastante estimable, que aún así, es superior a sus dos últimos trabajos. Pero por desgracia, también queda lejos de una primera entrega que abordaba el tema de la paternidad adoptiva de la mejor forma que jamás se ha tratado en el cine de animación. Pocas películas pueden encontrar una función tan didáctica como ésta a la hora de tener que enfrentar a un niño al conocimiento de su pasado. La película nos sitúa años antes de la primera entrega. Tras una visita a las oficinas dónde trabajan los monstruos asustadores, Mike, en estos primeros momentos, estableciendo una conexión con Boo y siendo un personaje de alma (y una adorabilidad) semejante, que incluso vuelve a repetir la imprudencia de cruzar al mundo que no es el suyo y, se quedará prendado con ese mundo. Siguiendo ese sueño de infancia, en la adolescencia entrará en la universidad para monstruos, para conseguir ser asustador pese a tener todo en contra. Allí coincidirá con Sulli, que al contrario que su compañero, tiene todo a favor, pero cree que el hecho de tener la apariencia y el nombre, le será más que suficiente para conseguir su desempeño. En cierto modo podríamos decir que Monstruos University no deja de ser una pequeña revisión de la fábula de La Cigarra y La Hormiga.
El hecho de que Monstruos University sea una película bastante liviana, que nunca busque un objetivo mayor que el de el entretenimiento del espectador, no la exenta tampoco de dejar en ella el fuerte valor educativo y didáctico del que siempre deben hacer galas las películas de animación. El trabajo, junto a la unidad familiar, siempre ha sido una de los temas constantes durante toda la cinematografía de Pixar. La película, muestra con acierto, la derrota del individualismo. Así, Mike y Sulli, tendrán que juntar sus talentos para conseguir triunfar en lo que se propongan, levantarse contra la adversidad para poder alcanzar su sueño. Para ello, se reunirán con los únicos que en la universidad les trataran como semejantes, un grupo de marginados que se sienten ninguneados y son tratados como inferiores, pero cada uno de ellos con una poderosa habilidad para hacer grande al grupo. Para demostrar su valía, tendrán que superar una yincana, con una serie de pruebas, que llevan a la película un poco a galope entre Los Juegos del Hambre y Harry Potter y el cáliz de fuego, de hecho, la presencia de esta saga, es una de las mayores referencias de la película, desde el aula de enseñanza, al interesante personaje de la decana Hardscrabble que tiene mucho de la profesora McGonagall.
Pero lo mejor de Monstruos University llega justo a su final. Tras una película realmente amena y divertida, que en realidad no deja de ser un continuo homenaje al cine adolescente y de fraternidades, en su epílogo, vuelve a mostrar la magia de Pixar. Es así como a través de simples fotografías, no sólo unen las dos entregas de la película, si no que son capaces de regalarnos un momento lleno de la habitual magia de Pixar. Es cierto que Monstruos University no es la obra maestra que años otrora nos viniera entregando la factoría continuamente. Pero sería injusto descalificarla por este motivo, porque estamos ante una obra apreciable, entretenida y muy divertida, con una técnica de animación que ya es absolutamente perfecta y que además cuenta con una maravillosa paleta de colores llena de colores vivos que se convierte en un deleite para la vista. Aunque las pinceladas de genialidad sean muy breves, llegan a aparecer, y nos ganan por completo. Como nos gana ese bello paraguas azul enamorado de un paraguas rojo al principio de la película y que no hace más que confirmarnos, que si una vez Disney fue la fábrica de los sueños, ese testigo, hoy, lo ha recogido Pixar.