Revista Diario

Monte Albán

Por Lucy @momentosexquisi
Monte AlbánMonte AlbánMonte Albán
Monte AlbánMonte AlbánMéxico es un país tan diverso y extenso que se convierte en un reto fantástico para cualquier amante de los viajes. Colores, gastronomía, paisajes, historia, gente forman parte de un mosaico excepcional.
Así, cumplí una de las cosas por hacer en mi lista de este año y visité el sur del país, exactamente Oaxaca (que se pronuncia, oajáka), ese estado cercano al Istmo de Tehuantepec donde conviven más de 16 grupos étnicos y custodio de una de las mayores muestras de la civilización mesoamericana: la zona arqueológica de Monte Albán.
Nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1987, esta antigua ciudad zapoteca representó el control religioso, político y económico en el Valle de Oaxaca durante más de 13 siglos. Sus edificaciones son tan variadas como imponentes: la Gran Plaza, la Tumba número 7, Juego de Pelota, el Palacio, Plataforma Sur, Sistema II, los Danzantes, Edificio "J", Edificios centrales G.H.I y Sistema 7 Venado.
Pensar en las vidas que transcurrieron en el lugar, los sacrificios humanos, el desarrollo de esa sociedad y las espléndidas construcciones son definitivamente para llevar a la reflexión. Durante más de 1500 años estos testimonios han estado presentes y siguen fascinando a propios y extraños, como un mensaje de un imperio antiguo, de la grandeza de mente, de la fortaleza de un pueblo que nos fascina decodificar.
Visité la zona acompañada de un grupo guiado. Desde mi punto de vista, es la mejor forma de hacerlo para ubicarse en esa urbe y acaso, llegar a entender la magnificencia del sitio. El guía nos habló, entre otras tantas cosas, de las tumbas y de forma sorpresiva, nos permitió entrar a una de ellas. Quizás fue eso lo que más me transportó a otra época. Y es que eran tumbas pequeñísimas adecuadas para la estatura de la gente de esos tiempos, que no medía más de 1.55m y  su esperanza de vida rondaba entre los 35 y 40 años. 
Otro de los datos que me llamó mucho la atención fue en relación al Juego de Pelota. Según nos narró el guía, antiguamente se creía que el perdedor en el juego era sacrificado al dios al que le dedicaban la competencia. Posteriormente, tras múltiples investigaciones, se tiene una hipótesis, casi teoría, donde se hace referencia a que era el ganador, no el perdedor, el merecedor de ser sacrificado. Así, moriría con orgullo y llegaría con honores a la otra vida. 
Paisajes hermosos, colores soprendentes, ruinas de palacios, testimonios edificados. Y lo mejor es que todo eso es resguardado y preservado para el goce del mundo y las generaciones venideras. 
México en estado puro.
Así que con estas imágenes y espíritu de trascendencia, empezamos la semana. 
¿Han estado en Monte Albán o en algún otro sitio arqueológico? ¿Qué sensación les ha dejado su visita?

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