Las primeras manifestaciones de arte egipcio las situamos en torno al año 5300 a.C, cuando empieza el período Neolítico, hasta el año 3000 a.C. que supone el inicio de la época dinástica o Imperio Antiguo, comienzo del esplendor de una civilización y de un arte únicos. Esta etapa incluye los periodos Badariense, Nagada I, Nagada II y Nagada III, cuyas aportaciones más significativas fueron la pintura decorativa y la realización de pequeños objetos de carácter utilitario y mágico.
Durante el Imperio Antiguo (2700-2200 a.C), o época dinástica, hasta el 30 a.C, asombra la perfección, la delicadeza y la monumentalidad de la arquitectura. Es la época dorada de las pirámides, con un estilo característico y único que pervivirá casi inalterado en tres milenios de cultura. La arquitectura, eminentemente religiosa, destaca por su carácter monumental, con el empleo de piedra en grandes volúmenes, sistema constructivo adintelado y sólidas columnas cuyas máximas expresiones son las citadas pirámides, las mastabas (templos) o hipogeos (tumbas).
En la etapa del Imperio Medio (2040-1795 a.C) se construyen pirámides con materiales más perecederos (adobe) y los hipogeos van sustituyendo a las mastabas en su funcion sepulcral. Finalmente en el Imperio Nuevo (1570-1070 a.C), se enfatiza la construcción de hipogeos y sobre todo de templos con claros exponentes como el de Amón en Karnak, el de Luxor o el Ramsés II en Abu Simbel.
Los templos eran una combinación de estancias abiertas y otras cerradas y estaban concebidos para ser la casa del dios al que se dedicaban. Con la gradación de la luminosidad y el tránsito de amplios espacios abiertos a otros menores y cerrados se conseguía un magnífico ambiente para celebrar los ritos religiosos.
Debido a la escasez de madera los dos materiales predominantes eran el adobe y la piedra, fundamentalmente la piedra caliza pero también piedra arenisca y granito en grandes cantidades. Nuestra información de la arquitectura egipcia se fundamenta principalmente en sus monumentos religiosos, estructuras macizas caracterizadas por su gran tamaño, con muros levemente inclinados y escasas aberturas, repitiendo un método de construcción posiblemente utilizado para lograr estabilidad en edificios de muros de adobe. Todos ellos seguían una estructura adintelada con muros y pilares, con cubiertas planas formadas por enormes bloques de piedra apoyados en muros externos y grandes columnas poco espaciadas.
La vivienda egipcia estaba constituida por varias habitaciones alrededor de un gran salón con columnas y con un empleo sistemático de la luz cenital. Disponía de varias terrazas, bodega subterránea y un jardín al fondo. Muchas viviendas disponían de patios interiores, de donde provenía la luz, con todas las habitaciones dispuestas en torno al mismo y sin ventanas al exterior por la necesidad de protegerse del calor.
“De una monumentalidad soobrecogedora, su radicalidad formal es tremendamente inspiradora” ha asegurado el director de A-cero, Joaquín Torres.
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