Revista Tecnología

MOOC online, a la escuela desde el PC

Publicado el 26 diciembre 2015 por Instintobinario

Tradicionalmente, la forma de aprender algo nuevo, ya fuese a cocinar, arreglar el coche o la bici, o, incluso, cosas avanzadas como física, o matemáticas consistía en apuntarse a algún curso en escuelas especializadas, convencer a un amigo o conocido que supiese para que te lo explicara, o, en última instancia, pasar por la biblioteca o la librería para hacerse con algún libro del tema. Sin embargo, éstos medios no eran realmente muy accesibles: puede que alguien no tenga tiempo de ir 2 horas 2 días a la semana para aprender a cocinar, o  que no conozcamos a nadie que sepa lo suficiente para poder explicarnos de forma suficientemente clara el tema que no interesa, además de que estaremos sujetos a que dicha persona tenga el tiempo para podernos enseñar. Los libros siempre han sido una solución muy adecuada para aprender de todo: existen recursos muy buenos sobre cualquier tema, y además están escritos por expertos; pero el papel tiene limitaciones para aprender solos, ya que no tendremos a quien acudir si algún punto no está bien explicado en el libro. Por otro lado, si se trata de física, o de historia, al ser eminentemente, áreas teóricas, es fácil, pero si se trata de aprender desde 0 a reparar el coche, un libro no será suficiente, ya que no podrá hacernos demostraciones.

Por suerte, el panorama del párrafo anterior, quedó atrás hace ya bastantes años. Con la popularización de Internet, y el boom del contenido multimedia pudimos empezar a utilizar éste mundo virtual para ver vídeos de gatitos, pero también para aprender aquello que nos gustaría saber. Al principio la cosa no cambió mucho, ya que se trataba de texto en la web, lo cual no es muy diferente de ir a la biblioteca a por un libro. Sin embargo, con el surgimiento de plataformas de vídeo, siendo YouTube la más conocida y utilizada, mucha gente empezó a grabarse dando explicaciones de todo tipo de conocimientos: cocinando, resolviendo problemas de matemáticas, o cambiando el aceite al coche. Éstas plataforma dieron un paso más para la popularización del aprendizaje, pero surgían dudas en los espectadores/aprendices: Lo que estoy viendo, ¿es de fiar? ¿Sabe ésta persona realmente lo que está haciendo? Si quito ese tornillo que me dice el tío del YouTube de mi coche, ¿cómo sé que no se va a caer a pedazos? Por otro lado, las formas de plantear las preguntas seguían siendo muy limitadas, tan sólo podíamos comentar el vídeo y esperar a que nos respondiera, o colgara otro vídeo explicando mejor la parte que no había quedado clara, lo cual podría tardar varios días o semanas. Además, éste era perfecto para tutoriales puntuales, pero, al carecer de una estructura o un temario bien definido, resultan inadecuados cuando se trata de aprender/enseñar un temario más extenso.

Y es aquí donde paso al tercer párrafo por encontrarnos con un nuevo cambio de paradigma. Para dar respuesta a éstas necesidades se creó los cursos en línea. Éstos no eran un simple vídeo colgado en una plataforma genérica de vídeos, si no que iban un paso más allá. Se independizaron, creando sus propias plataformas para tomar una forma más parecida a lo que sería un “instituto online”. Había (y hay) plataformas de una temática específica (tecnología, programación, o idiomas son los ejemplos más clásicos) o de temática general, donde hay cursos en línea de todo tipo. En cada curso, podemos encontrar una serie de materiales, que, aunque los vídeos sean el tipo de contenido más clásico por hacerse más amenos, también podemos encontrar textos o imágenes con fotografías o gráficos, y, de forma más excepcional, audios. Estos materiales no se colocan de forma aleatoria, sino que siguen un orden, un programa igual que las asignaturas de los centros educativos tradicionales. Cada vídeo representa una lección, aunque generalmente tiene una duración inferior (entre 5 y 30 minutos es lo más común) para hacerse más fácil de seguir y mantener la atención del estudiante con mayor facilidad. Uno o varios vídeos forman unidades temáticas, y así, podemos completar cursos enteros. Pero no se queda ahí. A parte del material del curso, es lo más común que nos ofrezcan herramientas de evaluación, en forma de ejercicios evaluados de forma automática o autoevaluados y/o de test, que nos permiten comprobar si hemos entendido lo que hemos estado estudiando; y, también, herramientas de comunicación, siendo un foro de estudiantes y profesor/es, lo típico, aunque puede existir un chat u otros, según la plataforma. Algunas de estas plataformas, ofrecen además certificados de los cursos, en los que constan los conocimientos adquiridos. Este formato, por otro lado, añade, por lo general el factor de fiabilidad, ya que suelen ser ofrecidos por profesores de universidades o centros educativos de cierto renombre y prestigio. La mayoría siguen conservando la ventaja de la gratuidad a la que estamos tan acostumbrados en Internet, y se ofrecen bajo licencias Creative Commons o similares, permitiendo la descarga y reproducción con total libertad mientras se garantiza la propiedad intelectual del material por parte de los autores.

Estos cursos en línea representaron por sí solos una revolución. Sin embargo, los certificados obtenidos en ellos no suelen tener validez más allá de un significado simbólico, ya que no se puede garantizar que se hayan realizado las actividades asignadas por uno mismo. Desde el principio se ha buscado formas de garantizar que el estudiante que se registraba en las plataformas era quien estaba al otro lado del teclado haciendo los ejercicios, tratando así de dar cierta validez a los certificados obtenidos. Sin embargo hasta hace muy poco no se ha logrado encontrar un método efectivo de lograrlo. Aunque, de momento, siguen sin tener validez, hoy en día se puede garantizar ésto con bastante acierto, gracias, por ejemplo a los nuevos sensores de huellas de los smartphones. Sin embargo, no todo el mundo tiene un smartphone con sensor de huellas, por lo que se han creado sistema basados en comparación de imágenes de la webcam, o en el patrón de escritura con el teclado para garantizar la identidad de las personas.

Por otro lado, desde 2012, los cursos en línea, se han ido convirtiendo en un nuevo formato, llamado MOOC. MOOC es el acrónimo del inglés: Massive Open Online Courses (Cursos Online Masivos y Abiertos). Este formato trae ciertas novedades respecto al anterior, aunque siguen existiendo los cursos “tradicionales” en algunas plataformas. La principal novedad es que estos cursos tienen fecha de inicio y de final, con lo cual hay una programación más cerrada de los mismos, obligando a que los alumnos lo realicen todos a la vez. Éste hecho los convierte en masivos, ya que puede haber miles (incluso millones en algunos casos) de alumnos de todo el mundo realizando un curso al mismo tiempo, posibilitando así hacer dinámicas que, de otra forma, no serían posibles. Un ejemplo bastante típico (al menos con el que más me he topado yo) es la denominada “corrección entre pares”. Este ejercicio consiste en que, tras completar tu trabajo a enviar, debes corregir trabajo enviado por otros compañeros (normalmente entre 3 y 5 ejercicios de compañeros), permitiendo así que haya retroalimentación entre unos y otros, a la par que se aprende de los errores o aciertos de los demás. Otro motivo para utilizar este sistema es que, al ser un curso con tal cantidad de estudiantes, es imposible que el profesor de curso pueda corregirlos todos.

La función del docente en estos cursos suele limitarse a la creación del contenido, que, si es de calidad, no es nada desdeñable; ya que requiere mucho tiempo y esfuerzo, así como a resolver las dudas de los foros que no resuelvan otros compañeros. Por otra parte,

Para realizar MOOCs en Castellano, recomiendo revisar las plataformas: MiriadaX, Udemy; aunque existen más. Si se quieren realizar MOOCs en inglés yo he utilizado la plataforma Coursera, que tiene una amplísima variedad de cursos de todo tipo de temas. Existen miles de plataformas, aunque muchas son de propósito específico, es decir, cursos de una temática concreta. Existen diversos directorios de MOOCs, como por ejemplo Formación Online, que es una iniciativa de la unión Europea, o Spring Board. En todo caso, si realizamos una simple búsqueda en Google (u otros buscadores), encontraremos miles de enlaces y referencias a cursos online sobre la temática que busquemos.

Y vosotros, ¿habéis realizado algún curso online o MOOC? ¿Os gustaría participar en alguno? ¿Véis útil éste tipo de formación?

¡¡Feliz navidad!!

El artículo MOOC online, a la escuela desde el PC apareció por primera vez en Instinto Binario.


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