¡Oooootra noche de buena música! Como ya os dije en una ocasión anterior, últimamente me estoy aficionando a los conciertos y la verdad que me lo estoy pasando como un enano.
El único problema es que para disfrutar de estas actuaciones hay que marchar a Madrid ya que en Alcalá de Henares, muy a mi pesar, lo más cercano a un espectáculo musical que uno se pueda echar a los oídos son las rondas de tunos y los locales en los que abundan temazos como este.
Pues bien, para evadirme de mi tediosa ciudad, no queda otra opción que echarse una escapadita a la capital del reino para así poder conocer su tremendo e interesante círculo musical, que es donde me he encontrado con artistas y bandas que me han llegado muy mucho.
Esta vez el centro de atención se trasladó a la sala Taboo. Era, como no podía ser de otra forma, la primera vez que visitaba el lugar y tras pasearlo el veredicto es el siguiente: una buena acústica -que era lo importante-, y como aspecto secundario una decoración bastante extraña consistente en una amalgama de máscaras hindúes de budas y ganeshas, dragones y farolillos chinos, bolas de discoteca y barritas de incienso ardiendo que han servido de mucho ya que a las alturas de año en que estamos empiezan los calores y pasa lo que pasa...
Antes de meternos en harina, que conste que estoy escribiendo esto nada más llegar a casa y entre que cuando voy a un concierto tengo la mala costumbre de no llevar papel y lápiz para apuntar las cosas y que todavía no controlo los títulos de las nuevas canciones, el batiburrillo o los errores pueden ser unos cuantos, así que de antemano espero vuestra clemencia.
Los reyes del mambo eran esta vez los Moongardening Inc. En solitario, que presentaban el que es ya su primer disco grande, "A Sky Full Of Killer Whales" : un título gráfico e imaginativo que viene que ni pintado con la propuesta sonora de esta gente.
La grata sensación que me dejó esta banda en el concierto de Motorpsycho se vio totalmente confirmada, consolidada y aumentada, ya con ellos como únicos protagonistas principales sobre el escenario. Como ya vi el 16 de abril, la puesta en escena de Moongardening Inc. seguía siendo sencilla y clara, alejada de los fuegos artificiales y los amaneramientos propios de las estrellas de Rock -eso se lo dejamos para los Kiss-. Aquí la gente estaba centrada únicamente en su discurso musical, y se agradece.
Tampoco he controlado el tiempo porque no llevo cronómetro, pero el repasito que han dado a su primer EP "The Green Dog Sessions" y al ya citado disco de debut ha sido tan certero que se nos ha hecho muy corto. Me he quedado con ganas de más y más, así que ya estoy esperando una próxima cita a la que poder llevar a mis amigos, que aunque efectivamente son unas bellísimas personas, son musicalmente un pelín zopencos -por ello he tenido que ir solito de nuevo-.
Entre canción y canción, Sarah iba presentando las canciones a modo de historietas que tenían su propia moraleja. Todas y cada una de estas historietas explicaban el trasfondo, un acontencimiento vivido por ella, una imagen o una idea que la sirvió en un momento dado para componer la letra de la canción... Sé que no me he explicado muy bien, pero lo que sí puedo decir es que ha sido una de las formas más entretenidas, bonitas, sinceras y didácticas de entretener al público en los parones entre canción. Muuuuy distinto a los "Yeahhhhhs!" y "We loves youuuu!" a los que estamos acostumbrados.
Ateniéndonos al apartado meramente musical, a grandes rasgos se les ha visto más cómodos que la primera vez que les vi. Se notaba que el escenario ahora sí era su espacio y que no debían cuentas a nadie. No han tenido que limitar o seleccionar parte de su repertorio y no han necesitado subir tanto el volumen como cuando acompañaron a los noruegos. En cambio, ahora sí que han podido jugar con los distintos registros y mostrar esa capacidad que tienen para manejar las dinámicas, las intensidades y llevarnos a donde quieran. Cuando han tenido que ser implacables lo han sido y cuando han querido ponernos sensiblones pues también.
La versatilidad de esta gente no tiene límite: Son capaces de hacer unas composiciones compactas y durísimas que les acercan a los terrenos arenosos del Stoner y sombríos de Black Sabbath como este "Big G"… :
…Y 4 minutos después sonar a terciopelo, a intenso terciopelo en "Reflections" :
Otra cuestión que me gustaría destacar es la del conocimiento y la riqueza musical que atesoran los chicos de Moongardening Inc. Y ya no hablo de los distintos palos que tocan o del género en el que les situemos -"Folk Atmosférico de ese" como escuché a un tipo en la entrada-, sino del buen saber hacer, de la inteligencia y habilidad que tienen a la hora de modificar, estirar y ampliar -con sorpresas incluídas como en los huevos Kinder- las canciones con una creatividad y originalidad que empiezan a escasear por estas tierras...
Y es que ya casi lo normal en estos tiempos es tener que soportar a grupos que en una actuación te hacen lo mismito que en estudio, tocando nota por nota y durando casi el mismo minutaje que tienen en el CD... Pues yo, sinceramente, para presenciar eso prefiero quedarme en casa y escuchar el disco tumbado en la cama.
También demuestran su categoría a la hora de integrar sonidos e instrumentos sin acabar haciendo un batiburrillo inaguantable. Me refiero a que la gente de Moongardening Inc. quiso contar para esta ocasión tan señalada con la colaboración de algunos amigos músicos que acompañaron y engalanaron varias de sus canciones. Así, instrumentos como la concertina en "Sailor Girl" -que le dio un aire marinero y nostálgico increíble muy logrado-, la mandolina, la darbuka o el sitar -joder qué bien suena cuando lo toca un tío con criterio y no un iluminado buenrrollista-, hicieron acto de presencia pero eso sí, con un sentido siempre muy claro en cuanto a su aplicación y el camino a tomar, sin caer en rarismos o exotismos estériles. Algo muy a tener en cuenta ya que lo fácil sería caer en el exceso y en el sinsentido.
¡Y qué decir de los intrumentos más suyos! La coqueta batería de Nano Cañamares sonó pletórica, con ese regusto Jazz que tan bien casa con F. Cheff y su efectivo y moldeable bajo Firebird. Por cierto, si por mí fuera pondría un micro a Nano para que sus bromas y chascarrillos entre canción y canción sobre los títulos de las películas traducidas/destrozadas al español tuvieran más presencia ¿estamos ante el nuevo Keith Moon? Puede ser... Además, los bateristas que no necesitan de toneladas y toneladas de equipo, de dobles bombos y de un gong para hacer bien su trabajo siempre me han caído mejor que los otros más pintureros. Así que me tiene ganado.
Los teclados pertenecen si no me equivoco a El Mítico Pablo Oliva y su control en el órgano ha llenado todos los huecos habidos y por haber de buen aire sesentero y setentero.
Mención aparte merece la guitarra de Rodrigo Martín, que si no me equivoco otra vez de nombre, es el nuevo guitarrista de la banda. Lo cierto es que el día de Motorpsycho no lo pude apreciar muy bien del todo ya que me puse en el lado contrario del escenario, pero esta vez estuve centrado y sí que he podido captar todas sus habilidades tanto en la acústica, en la distorsión con el manejo del pedal a lo Mick Ronson, de la barra de vibrato y en su punteos jazzísticos tan fluidos y veloces... Muy bueno, sí señor.
Ah, y no me quería despedir sin un ultimo apunte: el excelente comportamiento del público, que ha sabido respetar los silencios en los momentos delicados y responder con aplausos en los momentos álgidos y finales de las canciones.
Tal vez parezca una perogrullada, pero creo que no lo es tanto. He tenido, y supongo que alguno de vosotros también, la desagradable experiencia de ir a algún concierto en el que el público es molestísimo e interfiere en el desarrollo de la música… Es evidente que si vas a ver a Mötorhead lo normal es comportarse como un enajenado, berrerar cual Lemmy y botar como si la vida te fuera en ello, pero en salas pequeñas en las que el ambiente es más familiar y la música invita a ser degustada sutilmente poniendo en ella todos los sentidos, lo que habría que hacer es respetar las normas, que no cuesta nada. ¡Bravo por todos!
Ahí os dejo con otro corte de su nuevo disco, "Old House". Una pieza que va transitando por plácidos senderos para acabar transformándose con la presencia de la guitarra y de las voces en algo realmente majestuoso y épico:
Prometo que para la siguiente vez me extenderé menos, pero háganme caso. Si les ha picado un poquito más la curiosidad busquen información sobre ellos, bájense sus trabajos en versión digital que tienen en Bandcamp dejando unas pelas si pueden y vayan a los conciertos porque están de auténtico lujo.
¡¡¡Y ahora me voy a la cama!!!