Revista Sociedad

Moscas de otoño (I)

Por Lacontra
Comienzan a hacerse familiares las moscas de otoño. Ya me las encuentro hasta en el baño. Adheridas al espejo gracias a una cualidad de sus patas. Observándome con toda seguridad en la alta definición que le dan sus miles de omatidios. -Lo que siempre hemos conocido como ojos de mosca-Es lo que tiene este tiempo, que las moscas crían y se reproducen, y así de manera sucesiva, mientras encuentran las condiciones idóneas de temperatura y humedad.Se ve que es el tiempo de felicidad para ellas, las moscas; pero para mí no es más que el tiempo de las moscas. Puede que no vivan mucho, pero el tiempo que pasan compartiendo mi espacio se me hace insoportable.Nunca he sido partidario del exterminio de estos invasores por medios químicos; siempre me ha gustado el combate cuerpo a cuerpo, en el que la rapidez de mi mano se enfrenta a su aceleración de escape. Una rápida agitación del puño con la víctima dentro y, aprovechando la inercia del movimiento, se lanza el insecto contra el suelo u otra superficie que permita el posible pisotón de gracia en caso de que aún siga vivo. Es importante tener en cuenta la capacidad de revivir que tienen estos bichos. Si esto mismo le sucediese a cualquier persona, ya le habríamos construido una ermita a algún santo en agradecimiento por el milagro. Pero si el milagro se produce en un insecto tan marginado socialmente, entonces nadie dice nada. La iglesia se quita de en medio; nunca toma partido en estos asuntos. Es decir, que no se moja, por si luego el milagro sale rana y es otro truco de David Copperfield. Pero eso sí, si la cosa se ve que está libre de derechos de autor, no tardan en mojarse. Nada de vender licores ni vino, que salen muy caros, a vender agua que les sale gratis y tiene más margen. El caso es decir que es milagrosa para casi todo tipo de males y como preventivo de otros. Pero nunca oí decir que esa agua bendita resucitase a un muerto, cosa que sí he oído decir de algunos guisos de por aquí y del vino de cualquier parte. El caso es que a veces el milagro se obra, y la mosca revive vigorosamente; si está “patas arriba” se pone a zumbar con las alas contra el suelo, lo cual la hace girar vertiginosamente en una especie de danza “break”. Si por casualidad cogen alguna corriente de aire, por mínima que sea, se dan la vuelta y vuelta a volar. Ahora más pelleja que antes, porque ha aprendido mi técnica de caza.A milagros como ese he asistido yo en docenas de ocasiones, pero nunca he pensado en dedicarles una ermita, ni en comercializar un jarabe milagroso de mosca o algo así (lo más, escribirle un post). Primero, porque no estoy chalao; porque no creo en el poder divino más que en el de la naturaleza; y porque no creo en los milagros. Al final, terminamos palmando.

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