Moscas y selección sexual: Ellas los prefieren con experiencia
Por Guillermina
Hembra de mosca mexicana de la fruta. Fotografía del acervo del Agricultural Research Service, tomada de Wikimedia Commons.
La edad y experiencia sexual de ellos parece ser un factor importante en cuestión de elección de pareja. El éxito que ellos puedan tener en el apareamiento puede depender de su tamaño, dieta, así como de sus experiencias previas. Sin embargo, la decisión para ellas no siempre es tan sencilla ya que puede haber ventajas tanto al elegir pretendientes jóvenes como al preferir a los pretendientes más mayorcitos.Según ciertos expertos ellas deberían preferir a los machos de mayor edad ya que, al seguir vivos estarían demostrado sus habilidades para sobrevivir y ser entonces portadores potenciales de “buenos genes”. También podrían tener eyaculados de mejor calidad o tener mejores habilidades parentales. Elegir a los jovencitos también podría tener sus ventajas. Por ejemplo, podrían evitarse las consecuencias negativas del deterioro del esperma que sobreviene con la edad y/o los apareamientos sucesivos y también podría existir menor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual.
Cierta evidencia empírica sugiere que ellas prefieren a los machos de mayor edad, tal y como lo demuestran algunos estudios en aves, lagartos y ovejas. En términos biológicos, sin embargo, se puede decir que una preferencia (o cualquier otra conducta o atributo) es mejor o peor que otra cuando se toman en cuenta los efectos de ésta en la adecuación o aptitud biológica (o fitness) de los individuos involucrados. La adecuación se mide básicamente en el número de hijos que –idealmente- llegan a la edad reproductiva.Con lo anterior en mente, uno tal vez podría preguntarse ¿qué hay de las mosquitas mexicanas de la fruta (Anastrepha ludens)? ¿prefieren a los jóvenes o a los pretendientes de mayor edad? ¿les gustan con experiencia o sin ella? ¿qué consecuencias tienen sus elecciones en su adecuación? Preguntas como las anteriores motivaron la tesis de licenciatura de María G. Martínez-Hernández dirigida por Diana Pérez-Staples de la Universidad Veracruzana y Martín Aluja del Instituto de Ecología, ambos en Veracruz, México. Los resultados de dicho estudio fueron publicados este mes en la revista Ethology.
Para su estudio, Diana y su equipo capturaron mosquitas silvestres en varios lugares de Veracruz, las mantuvieron en cautiverio y esperaron a que se reprodujeran para producir con la progenie una especie de colonia semi-silvestre. Después, separaron a la progenie en machos y hembras. Los machos fueron individualmente identificados con un puntito de pintura y separados en 4 grupos que combinaran las siguientes variables: machos jóvenes (de 13 días de edad), machos viejos (de 18 días de edad), machos con experiencia (que habían copulado una vez entre los 13 y 15 días de edad) y machos sin experiencia (que no habían copulado nunca al inicio del experimento). Las hembras fueron todas vírgenes de entre 13 y 15 días de edad.
Los experimentos de apareamiento empezaron cuando los machos jóvenes (con y sin experiencia) tuvieron 18 días de edad y cuando los machos de mayor edad (también con y sin experiencia) tenían 36 días de edad. Es decir, los machos que habían estado expuestos a otras hembras tuvieron tiempo suficiente de recuperar sus reservas espermáticas entre las cópulas iniciales y las observaciones experimentales.
Diana y sus colaboradores observaron entonces la ocurrencia de cópulas y midieron la duración de las mismas en varias cajas experimentales donde en cada una colocaron a 3 machos de cada tratamiento (12 machos en total) y 6 hembras. Con ello, los autores tuvieron cuidado de que en cada caja experimental hubiera una hembra por cada dos machos para promover la competencia entre machos y la elección femenina (o female choice). En palabras simples: ellos tuvieron que competir y ellas tuvieron la oportunidad de escoger entre cuatro tipos diferentes de machos (machos jóvenes con experiencia, machos jóvenes sin experiencia, machos de mayor edad con experiencia y machos de mayor edad sin experiencia).Al día siguiente, las hembras que copularon depositaron sus huevecillos en unas esferas de agar especialmente diseñadas para tal efecto. Todos los huevos fueron contados y la eclosión observada. También se midió la longevidad de las hembras.Lo que el equipo veracruzano encontró fue que los machos de mayor edad obtuvieron mas cópulas que los otros tipos de machos y que los machos mayores y con experiencia fueron los primeros que lograron aparearse. Esto sugiere que los machos se vuelven más competitivos con la edad y la experiencia, tal vez porque mejoran sus estrategias o conductas para obtener cópulas. Es importante resaltar que los machos de Anastrepha ludens exhiben un elaborado cortejo que involucra agitar sus alas durante el crepúsculo y exudar todas las feromonas posibles. No hay evidencia de cópulas forzadas en esta especie y las hembras pueden potencialmente resistir los avances de los machos ya que pueden patearlos, esconder sus órganos ovipositores para evitar las cópulas o simplemente alejarse volando de los aleteadores y coquetos machos. Por lo tanto, para los machos la experiencia en el cortejo parece ser fundamental.Por otro lado, Diana y su equipo también encontraron que el tipo de macho con el que se aparearon no influyó en la fecundidad, la fertilidad o la longevidad de las hembras. Pero entonces, si las hembras copularon con machos de mayor edad y experiencia sin obtener beneficios aparentes ¿Qué esta sucediendo? Una opción es que las hembras no pueden discriminar entre machos con diferentes atributos y que en cambio son los machos los que son más eficientes para atraer con feromonas y cortejar con seductores aleteos a las hembras. También es posible que existan para las hembras otros beneficios -en términos de adecuación- que no fueron medidos por el estudio de Diana, María y Martín.Otra explicación es que la inversión en el eyaculado -o su calidad- efectivamente disminuya con la edad en esta especie, pero esto tal vez ocurra cuando los machos son mayores de 36 días. En ese caso, tal vez si habría desventajas en que las hembras eligieran a los machos de mayor edad. Pero para dilucidar lo anterior es necesario llevar a cabo estudios específicos al respecto.Es posible entonces que –como ya había sido sugerido por otros estudios- la experiencia sexual tenga una mayor relevancia para los machos de especies longevas donde existe competencia entre machos, donde el cortejo y las cópulas son elaboradas y donde los machos tienen oportunidades de aparearse varias veces durante su vida; tal y como ocurre en las moscas mexicanas de la fruta. En estas mosquitas, aparearse con machos de mayor edad no parece proporcionar ninguna ventaja a las hembras, pero ellos parecen tener la experiencia suficiente para persuadirlas.
Este tipo de estudios contribuyen al entendimiento de aspectos relacionados con la teoría de la selección sexual, en particular respecto a los costos y beneficios del apareamiento y la elección de pareja en ambos sexos. Artículo de referencia: |
Pérez-Staples, D., Martínez-Hernández, M., & Aluja, M. (2010). Male Age and Experience Increases Mating Success but Not Female Fitness in the Mexican Fruit Fly Ethology DOI: 10.1111/j.1439-0310.2010.01790.x |
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 11 octubre a las 04:23
excelente exposición soy de Venezuela, y aquí existe una mosca muy parecida a la que llamas mocas de tono naranja, cuando se posa sobre las hojas de las plantas adopta una posición muy parecida y las alas también las tiene como dobladas hacia afuera solo que esta es negra y con rayas blancas incluso en las alas