…más sobre la escritura.
Es decir que a veces puede pasarnos que no damos la suficiente información al lector, por miedo a ser demasiado obvios o de tratar al lector “como un tonto” al que hay que explicarle las cosas. Así que a veces puede pasar que seamos demasiado ambiguos. El hecho de ser imprecisos en la descripción de ambientes, personajes o de falta de información en las acciones puede llevar a nuestros queridos lectores a una confusión.
La clave entonces es ir buscando la armonía en nuestro relato. Olvidemos las palabras tales como: “cosas”, “algunos”, “en algún lugar”, que hacen que el lector no entienda nada. Aprovechemos esas oportunidades para utilizar ejemplos, metáforas o para lucirnos literariamente.
Otro truco muy útil es coger a un lector novato, sin mucha idea de críticas literarias o de tu estilo de escritura, y darle nuestro relato a probar. Después nos toca la entrevista. Preguntémosle sobre qué cosas le han quedado claras y cuales no. Hagamos más hincapié en aquellas informaciones que sabemos que el lector necesita conocer para no perderse en el relato.
Y ahora a escribir, escribir, escribir.