Santos Saturnino, Fermín y Honesto.
Fue Honesto originario de Nimes, ciudad donde se convirtió por la predicación de San Saturnino de Tolosa (29 de noviembre), quien además lo ordenó presbítero, enviándole a predicar a Colonia Pompeiopolis, la actual Pamplona. Allí conoció Honesto al senador Firmo y su mujer, Eugenia, quienes iban a sacrificar a los dioses en el templo de Júpiter. Entonces Honesto le dijo que los dioses paganos eran nada y no tenían poder alguno. Firmo le dice: "Muéstrame algo mejor", a lo que nuestro le habló de Cristo y de su apóstol, Saturnino, quien, coincidentemente, pasaría una semana más tarde por allí. Interín, Honesto preparó al matrimonio y a su hijo llamado Fermín, para el bautismo, el cual les fue administrado por Saturnino. Honesto quedó al servicio de Firmo, educando al niño Fermín, quien a los 17 años predicaba a Cristo mejor que su maestro y muchos obispos. Y es que este niño llegaría a ser presbítero y obispo y es el conocido San Fermín (25 de septiembre y 7 de julio). San Honesto finalmente alcanzó la palma del martirio en 270. Fuente:
-"Actas sinceras nuevamente descubiertas de los santos Saturnino, Honesto y Fermín". R.P. MIGUEL JOSÉ DE MACEDA. Madrid, 1798.
A 26 de febrero además se recuerda a:
Santa Edigna,
virgen dendrita
San Alejandro
de Alejandría, obispo.
Santa Emerenciana,
bisabuela de Cristo