Todos nos hemos planteado multitud de cambios personales a lo largo de nuestras vidas, y cuando me refiero a cambios personales no estoy hablando de hacer deporte, de aprender a tocar la guitarra o de perder peso.
Los cambios personales tienen que ver con aspectos de nuestro comportamiento que nos generan malestar, conflictos y desavenencias tanto con nosotros mismos como con los demás.
¿Por qué nos resistimos al cambio?
A veces nos resistimos a estos cambios bajo las premisas siguientes:
- “¡Es que yo soy así y a quien no le guste que se j…!”
- “El problema lo tiene esa persona conmigo, yo siempre he sido así”
- “Quien tiene que cambiar es él/ella, yo paso del tema”
- “Yo no soporto eso de él/ella, por lo tanto tiene que cambiarlo”
Nos centramos más en lo que nos molesta de los demás, en lo que ellos tienen que cambiar, escudándonos en que nosotros somos de esta manera y punto final, pero nos olvidamos que el otro es de esa manera y ponemos, un punto y seguido.
Cambiar no significa dejar de ser tú, es señal de brindarte una oportunidad
Bajo la idea anterior, es en el otro en el que continua el proceso de cambio pero en mi persona, no hay cambio posible.
Soy yo, quien otorga a otros la oportunidad para cambiar pero privándome, yo mismo, de dicha oportunidad.
Continuamente estamos en proceso de cambio. No somos los mismos, no pensamos igual ni tenemos las mismas prioridades y responsabilidades con 15, 20, 30, 40, 50 o 60 años. Quizás nos pasamos la gran parte de nuestra vida cambiando y a todos, nos llega el momento en el que lanzamos las siguientes perlas:
- “Con los años que tengo ya no voy a cambiar”.
- “Yo ya soy mayor de edad, sé lo que tengo que hacer”
- “Tengo pelos en los…de sobra sé que tengo hacer”
- “Yo ya llevo mucho con esto, es así y punto”
Pues bien, este momento de paralizar el cambio a cada uno nos llega antes o después, e incluso puede darse el caso de personas que nacen ya pensando que no tiene que cambiar nada, que todo lo hacen bien, que no se equivocan y que las cosas son como las ven.
Si todavía no te ha llegado ese momento, intenta pensar en los CAMBIOS COMO UNA OPORTUNIDAD, no en los cambios como un problema.
¿Para qué cambiamos?
Los cambios son importantes, pero antes de decidir lo que quiero cambiar es importante saber, para qué quiero cambiarlo. No se trata de hacer por hacer, sino de buscar la función positiva que cumple el cambio que QUIERO (no debo) LLEVAR A CABO, por ejemplo:
- “Quiero tener mejor relaciones familiares para estar más relajado con ellos, para suavizar mi relación, para sentirme mejor,para estar cerca de los míos,…”
- “Quiero intentar ser más extrovertido, para no sentirme tan solo, para poder confiar en alguien, para divertirme, ..”
- “Quiero lograr comunicarme de una forma menos agresiva,para que la gente no tenga miedo a decirme tal o cual cosa, para poder dialogar con los demás, para llevarme mejor con las personas, para nos discutir tanto, para no sentirme depués mal por haber dicho o hecho algo de lo que me arrepienta,…”
Saber para qué quiero hacer los cambios, probablemente me impulse y motive mucho más, que centrarme en el por qué los hago. Por ejemplo, es posible que hayas pensando cambiar algo tras un conflicto con alguien, tras una discusión, después de mucho tiempo aguantando algo,…pero aunque el pasado explica que hoy estés como estés, no justifica lo que vas a hacer mañana.
Querer cambiar, no deber cambiar
Muchos de los cambios que llevamos a cabo a lo largo de nuestra vida han sido decisiones de otros o nos hemos sentido obligados de alguna manera. Seguramente, nos quedan muchos de estos cambios en relación al trabajo, a la familia,…pero definamos los cambios desde el quiero y no desde el debo o por lo menos hacerlo, con algunos de ellos.
Cambiar no es fácil, y más si creemos que estamos obligados pero aunque hay determinados cambios que quiero hay otros, que necesito y que no han de ser interpretados como deberías.
Por ejemplo, alguien que que tiene problemas con las drogas puede querer:
- “Controlar la droga”
- “Consumir sin tener tantos problemas”
y necesitar:
- “Dejar la droga”
- “Dejarse ayudar”
A veces, lo que queremos y lo que necesitamos no van de la mano. La necesidad de hacer un cambio no le otorga obligatoriedad al mismo, más bien le confiere la oportunidad de convertirse en “un quiero cambiar para cubrir mi necesidad” (al final todo es supervivencia)
La solución a mis problemas, vendrán del afrontamiento de los mismos bien haciendo cambios que quiero o bien haciendo cambios que necesitos.
Hay veces que justificamos el motivo por el que no llevamos a cabo los cambios ya que creemos que son otros quienes tienen que hacerlos. Otras veces, justificamos que hacemos cambios ya que de no hacerlos, la situación va a ser insoportable, voy a tener que mandarlo todo a paseo,