Uno de los motivos por los cuales el Real Madrid contrató a José Mourinho fue el hecho de que era considerado como uno de los pocos que sabían como parar al Barcelona. La victoria en las semifinales de la Champions de 2009-2010 había calado hondo en la dirigencia liderada por Florentino Pérez.
El primer clásico de Mou fue el 30 de noviembre de 2010, en el Camp Nou. Los elegidos para ese debut fueron: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo; Xabi Alonso, Khedira; Di Maria, Özil, Cristiano Ronaldo y Benzema. Pero nada terminó saliendo como se esperaba. Mas bien todo lo contrario. Los “merengues” hicieron un pésimo clásico en la faz defensiva (tiraban el achique sin presionar), y el ataque tampoco ayudaba mucho. El saldo terminó siendo un humillante 0-5.
En el partido de vuelta de la Liga, el 17 de abril, las cosas fueron apenas mejor: el Real Madrid cumplió en defensa, pero el Barcelona seguía siendo superior. Fue un empate 1-1. Pero no era lo único. Cuatro días después iban a jugar la final de la Copa del Rey en Valencia. Y la escalada blanca siguió: le dio pelea a los culés, y terminaron imponiéndose con un tanto de CR7 en tiempo suplementario.
Lo más importante llegó menos de una semana más tarde: la semifinal de la Champions. En la ida, disputada en el Santiago Bernabeu, renacieron los blaugranas con una brillante labor de Lionel Messi, haciendo que las esperanzas madridistas queden prácticamente sepultadas. La vuelta en tierras catalanas terminó siendo un 1-1 que no sirvió de mucho.
Como el Barcelona se llevó la Liga, y el Madrid la Copa, debieron volver a verse las caras, esta vez para disputarse la Supercopa. Y todo volvió a ser parejo, al punto de que la serie terminó resolviendose en los últimos minutos de la vuelta. Sin embargo, todo terminó siendo favorable a los dirigidos en aquel entonces por Pep Guardiola (fue 2-2 en la ida en Madrid y 3-2 en la revancha en Barcelona).
El siguiente turno fue el 10 de diciembre, por la liga y en condición de local. De vuelta volvieron a bajar el nivel, más allá de un inicio auspicioso. Terminó siendo 1-3, y parecía ser que regresaban los fantasmas blaugranas.
Pero este temor en un punto se disipó con otra “derrota digna”. En esta ocasión, fue por los cuartos de final de la Copa del Rey a fines de enero del presente año. La ida, en Madrid, terminó siendo derrota por 1-2; mientras que la vuelta fue empate 2-2, luego de empezar perdiendo por 0-2, y quedando a apenas un tanto de quedar entre los cuatro mejores de esta competencia.
Y ya todas las aguas se aquietaron definitivamente el 21 de abril: en el Camp Nou, el mismo lugar donde Mou fue humillado, terminó de sellar el título en La Liga con un 2-1 absolutamente merecido. La escuadra compuesta en aquella inolvidable jornada por Casillas; Coentrao, Pepe, Sergio Ramos, Arbeloa; Khedira, Özil, Xabi Alonso, Di María; Cristiano y Benzema (9 de los 11 que estvieron en el fatídico 30-11-10) se impuso con absoluta autoridad, despejando cualquier duda.
Esta Supercopa de España, obtenida con total justicia, no fue la excepción, ya que, más allá de parte del primer encuentro, el Real Madrid fue más que el Barcelona. Hoy, tres años después de la contratación del DT portugués, podríamos decir que tanto Real Madrid como Mourinho están empezando a lograr su cometido: vencer más seguido al Barcelona.