Revista Salud y Bienestar

Moverse en la tercera edad

Por Remediando @remediando
El ejercicio en la tercera edad es necesario. En esa etapa de la vida no sólo pesan los quilos de más, si los hay, sino que pesan los años. Cuando somos mayores no podemos realizar los ejercicios que practicábamos cuando éramos jóvenes, por una simple cuestión de fuerza y vitalidad.
A ciertas edades hay que evitar los ejercicios violentos y demasiado largos; si el ejercicio nos produce fatiga, debemos descansar, y dejar de hacerlo si nos produce algún dolor.
Moverse en la tercera edad
Andar es el ejercicio más indicado para personas mayores. Si nos cansamos al hacer caminatas largas, las sustituimos por paseos cortos repetidos varias veces, descansando lo suficiente entre uno y otro. Otros ejercicios que resultan saludables a esta edad son la natación, montar en bicicleta, bailar, y hacer yoga.
¿Qué pasa con aquella vieja mecedora de la habitación del rincón? Pues que puede ayudar a evitar la rigidez muscular y mantener la buena circulación de la sangre, al mismo tiempo que obliga a realizar un sencillo ejercicio, ligero y agradable.
Hay algunos ejercicios suaves que se pueden realizar por la mañana al despertar. Por ejemplo, el bostezo, acompañado de los estiramientos, sencillos, pero que nos ayudan a mantener la agilidad. Abrimos, a lo ancho, suavemente la boca y, con los brazos abiertos intentamos tocar el cielo. Nos aseguramos de que todas las articulaciones responden bien, con cuidado y, si es preciso, interrogándolas: ¿Hombros?, ¿muñecas?, ¿caderas?, ¿rodillas?, ¿tobillos?, ¿y los dedos de los pies?, todo bien, pues ¡ala, a pasear!
Un modo ameno y agradable de hacer ejercicio es cuidar un huerto o un jardín. Y, si esto no puede ser, podemos entretenernos cuidando las macetas del balcón, cada día, limpiándolas de hierbas, regándolas cambiándolas de sitio si es preciso y hablándoles. Eso nos mantiene ocupados y nos obliga a hacer movimientos de cuerpo y mente.

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