La columna dorsal se une con las costillas y, juntas, forman la caja torácica, una firme estructura. La columna apenas se activa, a pesar de que soporta pasivamente grandes esfuerzos diarios. En nuestra vida cotidiana hay muchos ejercicios que podemos incorporar para hacer trabajar la zona dorsal de la espalda.
Si esta zona mejora su movilidad, toda la espalda se beneficia. Esta región constituye el "nivel intermedio" de la columna y, si es poco móvil, crea problemas "añadidos" en otras regiones, (la que está por arriba y la que está por debajo). A veces tenemos molestias en la zona del cuello cuyo verdadero origen está en esta región situada entre los omóplatos.
Uno de los ejercicios que se pueden realizar a primera hora, recién levantados, o incluso en la oficina, consiste en sentarnos en posición recta, con las piernas paralelas y los pies en total contacto con el suelo.
Con la espalda erguida, al máximo, extendemos los brazos al frente, perpendiculares al cuerpo; ponemos las palmas de las manos mirando al frente y los dedos apuntando al techo.
A partir de ahí, se trata de mover los brazos y las manos, desde la posición delantera hacia atrás. Lentamente y sin llegar a forzar. Lo repetimos con ambas manos, una, otra... Alternativamente ambos movimientos a ritmo constante durante 1 minuto, sintiendo entre los omóplatos su efecto.
Sobre todo, como más vale prevenir que curar, lo mejor es empezar a entrenar antes de tener un montón de molestias, teniendo en cuenta que, cuando el dolor es muy fuerte, no apetece mucho lo de hacer ejercicio.