Revista Cultura y Ocio

Mucho por vivir

Publicado el 25 octubre 2015 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Este octubre no ha sido un mes para Doblando tentáculos, sino para otros proyectos. De todos ellos, Oldies es aquel del que estoy más orgulloso de haber podido participar; aportar mi grano de arena me ha permitido conocer a verdaderos héroes de cuatro patas y a sus orgullosos compañeros, ser partícipe de su historia e intentar volcarla en un papel, disfrutar de lo que significa vivir un momento tras otro…

Oldies: mucho por vivir son fotografías, son segundos entre los que el obturador de una cámara se abre y se vuelve a cerrar, son instantes con un relato detrás. Un testimonio que habla de todo lo que nos dicen que no podemos hacer y, de todos modos, hacemos; de lo que nos enseñaron que era arriesgado, cansado, absurdo  e incluso estúpido, y no podemos evitar llevar a cabo; Oldies es otra manera de dar forma al inconformismo y cambiarlo todo a nuestro paso, entre todos.

Raider, uno de los perros que ha participado en 'Oldies: mucho por vivir'.

Y si me preguntas de qué va el proyecto, supongo que contestaría que de perros mayores; de esos que conmueven las miradas de muchos, pero no siempre los actos. De compañeros caninos que han sido abandonados cuando más necesitaban una familia, animales que han vivido todos los días que recuerdan en una protectora, y también otros que vencieron las estadísticas para encontrar una segunda oportunidad.

Por supuesto, no todos llegaron mayores a sus familias: muchos han vivido desde cachorros con quien dio el paso y adoptó a aquel galgo que iba a ser descerrajado a tiros en Valladolid o a uno de los jóvenes miembros de las muchas camadas que, en España, nacen para morir. Sin embargo, su energía, su complicidad y sus ganas de vivir diez, doce o quince años después son el mejor ejemplo del porqué de este proyecto.

Duc, el golden retriever que ha participado en 'Oldies: mucho por vivir'.

Quizá no sea más que otra forma de permitir que un perro anciano nos salve, como Caos hizo con nuestra (no tan) pequeña familia entre una asombrosa primavera de hace tres años y aquel invierno que nos heló un poco el corazón para siempre. Pero también nos ayudó a crecer, a ser más fuertes, más responsables, más personas. Y sobre todo nos ayudó a aprender a vivir minuto a minuto y a disfrutar de las cosas importantes.

Si quieres comprar el eBook y hacer una pequeña aportación al proyecto, aquí tienes el enlace: Oldies: mucho por vivir.


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