Imagina la siguiente situación: estás en la barra de una cervecería saboreando una deliciosa pinta y de repente se sienta a tu lado (vestido de incógnito, con pantalones de pana hasta las tetillas) Benedicto XVI. Con bastante acento pide una cerveza. Como te lo quedas mirando te saluda, y ahí empieza una larga conversación sobre los temas más diversos que se os puedan ocurrir. Llegado el momento le comentas:
- Mi mujer y yo llevamos 2 años intentando tener un hijo sin conseguirlo. Tanto lo hemos intentado que estamos pensando ponernos en manos de profesionales. ¿Cuál es la opinión de la Iglesia, cual es Su Opinión, sobre todo esto de la Reproducción Asistida?.
Tras eso, tu interlocutor da un trago largo de su cerveza, preparando su respuesta y te dice:
- En temas tan delicados y actuales, como los que se refieren a la procreación y a las nuevas propuestas terapéuticas que conllevan la manipulación del embrión y del patrimonio genético humano, la Instrucción ha recordado que “el valor ético de la ciencia biomédica se mide tanto con referencia al respeto incondicional debido a cada ser humano, en todos los momentos de su existencia, como a la tutela de la especificidad de los actos personales que transmiten la vida”. De este modo el Magisterio de la Iglesia pretende dar su contribución a la formación de la conciencia, no sólo de los creyentes, sino de cuantos buscan la verdad y aceptan argumentaciones que proceden de la fe, pero también de la propia razón. La Iglesia, al proponer valoraciones morales para la investigación biomédica sobre la vida humana, se vale de la luz tanto de la razón como de la fe, pues tiene la convicción de que “la fe no sólo acoge y respeta lo que es humano, sino que también lo purifica, lo eleva y lo perfecciona.
Totalmente en shock, respondes:
- ¿Entonces?
Y él sonríe, termina su cerveza y se marcha. Te quedas meditando sobre si su verborrea se puede resumir en un Sí o en un No, cuando el barman te dice:
- Su amigo ha dicho que usted pagaba, son 8,50.
- La madre que lo….
He querido poner, en forma de historia y con algo de humor, el parrafazo sobre Reproducción Asistida que podemos leer en la web del Obispado de Alcalá de Henares, que llegó a mis manos hace unos días por sus comentarios sobre la homosexualidad y la “esperanza de cura”. Por supuesto se pueden leer muchas joyas sobre creacionismo, aborto, masonería y muchos otros disparates. Sin embargo fue la parte sobre las Técnicas de Reproducción Asistida la que más llamó mi atención. En ella copian un párrafo de unas palabras que el Papa dijo en una ocasión. Son 175 palabras y no dice absolutamente nada. Nada. Ni sí ni no. Más o menos dice que es tolerable mientras que se use bien, pero no aclara nada más. Me llama mucho la atención el miedo de la Iglesia a mojarse en ciertos temas, y tampoco lo entiendo cuando en muchos otros tienen una opinión firme, decidida e irrevocable. Como dijo Thomas Jefferson (aprovecho hoy que es 4 de Julio):
No hay talento más valioso que el de no usar dos palabras cuando basta una.
Son sólo 15 palabras, pero creo que son bastante más certeras.
Y vosotros, ¿qué seríais capaces de decir con 175 palabras? Creo que con menos de la mitad se puede explicar perfectamente algo tan complejo como la Teoría de la Evolución. Es una pena desperdiciar palabras en estos tiempos de crisis.