Revista Deportes

Mucho Zen y pocas nueces

Por Antoniodiaz

Mucho Zen y pocas nueces

Publicidad de Esaú en las galletas.   L.C.A.


Lo decíamos un rato antes de la corrida: era la hora de Esaú. Mentira. Como Nostradamus taurino no tengo precio, porque el junco camero no se presentó. Abdicó de su profesión y renegó de su oficio para bochorno del personal, al que la ceguera vitivinícola no impidió que se pispara del petardo. Corbacho tiene faena. Y no creo que sea suficiente con meterle al chaval de Camas dos mil años de Filosofía Zen entre pecho y espalda. Ni que toda la bibliografía junta de Yukio Mishima le vaya a ayudar más que el ¿Que es torear? de Corrochano. Menos budismo y más gallismo.
La corrida de Torrestrella se prestó al triunfo, que no quiere decirse que fuese un dechado de casta y bravura, ni que mandara al veterinario doce caballos, pero mantuvo el interés, que viniendo de la sangre que viene, no es poco. Por poner un pero, la desigualdad en la presentación, o mejor dicho, en la romana, con multitud de pesos en escalera. Leña tuvieron, en especial el asardinado cuarto, que lucía perchas en las que se podían colgar, como esos souvenirs para chinos que venden en la Venta el Garrote, todas las cabezas disecadas de las cabritas mamonas que matan los del G 10.
Pinar se llevó el lote manejable, y lo bordó: manejó a sus toros de aquí para allá, con soltura, temple, mano baja y todas las aptitudes que se quieran buscar. Pero no toreó. Vale que ha pulido la trampa, como el trilero que esconde el As en el aletear centelleante de una mariposa,  que retrasa la pierna menos, que abre el compás -en exceso- y que intenta darle una largura -que no profundidad- al muletazo que haga olvidar, con el óle, tan chanchullero embroque. Pero no cuela.
El hidrocálido Saldívar, que tan buenas sensaciones ha ido dejando a su paso, sobre todos en plazas de categoría, leáse Madrid, no ha hecho honor a la fama de toreros de sangre caliente que tienen, merecidamente, los mexicanos. Tenía un lote para apostar. Complicado, también. Con la guasa de la casta. De esos, como el segundo, que si es el July al que le toca en suerte, los portales hubieran escrito eso de "complicado, peligroso, imposible para el torero, que vió toro dónde no lo había y bla, bla, bla.., que importante ha estado el July..." Al azteca le faltó oficio, le sobraron ganas, pero todo quedó en un fastusoso punto intermedio, en el que no se sabe si el torero estuvo bien tirando a mal, o mal tirando a bien.
De Esaú está casi todo dicho. Aburrió, y se asustó, con un toro grande y lustroso, el sexto, que era el de menor trapío de la corrida. Un alvarito muy tranquilón, que se movió, sin humillar, sin clase ni empuje, un carretón que admitía cualquier tipo de faena, desde el arrimón pro-peñas de sol, hasta un toreo más clásico pro-cuatro gatos. Lástima que no tuvo suerte en el sorteo, el bicho, digo. En el tercero no nos dijo nada, ni a nosotros, ni al Toro, ni a él mismo, que lo mismo somos injustos, por creer sólo en aquello que vemos, y con todo eso del rollo zen, el bueno de Esaú estaba toreando para su "yo" más interior.
Culpa nuestra, por no haber estudiao para ir a los toros.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossiers Paperblog

Revistas