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Muere en Galápagos ‘Solitario George’, la última tortuga macho de su especie
Por Elambienteron @elambienteronSolitario George, último superviviente macho de la subespecie Chelonoidis Abingdoni de las tortugas gigantes que dan nombre al archipiélago de las Galápagos de Ecuador, ha sido encontrado muerto en la isla en la que vivía desde hace años en un programa de cría en cautividad que no ha dado frutos. Su desaparición supone la extinción de su especie.
El cuerpo de la tortuga, cuya edad exacta se desconoce, aunque "se estima que pasa de los cien años", fue localizado ayer en una posición que sugiere que tenía intención de dirigirse al bebedero, según ha informado la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG).
Solitario George era oriundo de la isla Pinta, la más septentrional del archipiélago, y fue rescatada en 1972 por un grupo de cazadores dedicados a erradicar las cabras, una especie introducida por el hombre que diezmó el hábitat y llevó a las tortugas gigantes de esa isla al borde de la extinción.
Desde entonces, George formó parte del programa de crianza en cautiverio de la DPNG, que puso en marcha varias iniciativas para intentar que se reprodujera, inicialmente con hembras de la especie de volcán Wolf, de la isla Isabela, con las que consiguió aparearse tras 15 años de convivencia, pero los huevos no fueron fértiles. Posteriormente se colocaron en su corral hembras de la especie de la isla Española, genéticamente más cercana, con las que se encontraba hasta hoy.
Las islas Galápagos deben su nombre a las grandes tortugas que la habitan y sus reservas terrestre y marina contienen una rica biodiversidad, considerada como un laboratorio natural, que permitió al científico británico Charles Darwin desarrollar su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies.
El archipiélago está situado a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas y fue declarado en 1978 Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Fuente: El País