Revista Opinión

Muerte digna

Publicado el 19 marzo 2015 por Cronicasbarbaras

La Asamblea francesa acaba de unirse esta semana a los parlamentos que legalizan la sedación para enfermos terminales, aunque rechaza acelerar la muerte, la eutanasia, y el suicidio asistido. 

La línea entre la sedación y la eutanasia es muy tenue, de manera que hay enfermos y ancianos, como tantos holandeses, que se han exiliado por temer que con su ley de cuidados paliativos el Estado quiera acabar con ellos al considerarlos una carísima carga social. 

En España los cuidados paliativos están poco regulados, y en casi todos los casos la decisión de aplicarlos depende de la voluntad de los médicos, ocasionalmente tras consultar con las familias. 

En Leganés, Madrid, se dio el caso del jefe del servicio de urgencias del hospital Severo Ochoa, Luis Montes, que fue denunciado en 2005 por la Asociación Defensa del Paciente, y después por la Consejería de Sanidad y por la Comisión Ética del Colegio de Médicos, por practicar supuestas eutanasias a enfermos no terminales sin consultar a nadie cercano. 

Aunque las estadísticas de fallecidos bajo sus sedaciones eran mucho más altas que las de otros servicios similares, fue absuelto por hallarse en esa fina línea entre cuidados paliativos y eutanasia. 

Enfrentándose a las asociaciones de pacientes José Luis Rodríguez Zapatero apoyó a Montes, que ahora milita en Podemos, y redactó en 2011 un proyecto de ley sobre muerte digna –quizás necesario, pero con aportaciones menos cercanas que las suyas a la eutanasia—que no se discutió porque el PSOE perdió las elecciones generales. 

Quien no quiera morir con horribles dolores dependiendo de un médico o un familiar que crean que es natural soportarlos debería redactar rápidamente su testamento vital pidiendo recibir lo necesario para evitar sufrimientos, y rechazando las atenciones que alarguen innecesariamente la agonía.

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SALAS

Tira Salas 5034


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