Jane, una de las chicas más populares del instituto, ha sido víctima de un atropello, aunque todo apunta a que pueda tratarse de algo más. ¿Pero quién querría acabar con la vida de una joven tan querida por todos? En el hospital empiezan a sucederle cosas extrañas: amenazas, extravagantes regalos de un admirador secreto, llamadas anónimas… Lo peor de todo es que nadie cree a Jane; todos piensan que se trata de un efecto secundario del trauma que ha sufrido tras el accidente. Ahora todo depende de que ella consiga resolver el misterio y convencer a sus familiares y amigos de que está en lo cierto… antes de que sea demasiado tarde.
Muerte entre las rosas es un híbrido extraño entre el género de misterio, el chick-lit y la novela de aprendizaje que me ha producido sensaciones muy contrarias. Por una parte, aplaudo la habilidad de la autora para profundizar en la psique de Jane y los personajes secundarios a través de secuencias retrospectivas, pues así casi todos tienen una historia detrás que explica su comportamiento actual. Sin embargo, las muchas descripciones de coches y vestuario aportan una frivolidad a la historia que choca con la seriedad del crimen y con la maduración de la protagonista, que al fin y al cabo son los temas principales de la novela, y por momentos obstaculiza y resta credibilidad. Por otra parte, algunos personajes e hilos argumentales o se quedan colgando al final o no terminan de convencer: ¿qué pasa con el novio controlador y abusivo de Jane?, ¿y con su amiga Elsa? Eso sin mencionar a cierto individuo que en un principio aparece siendo un tipo muy decente para luego resultar lo contrario en un giro demasiado forzado. Además, el romance sucede con mucha rapidez para los escasos tres días que cubre la historia, aunque en su favor admitiré que la relación tiene la química necesaria para gustar al lector. Quizás a Muerte entre las rosas le falten páginas, o tal vez le sobren tramas secundarias que no aportan mucho más aparte de alguna pista falsa sobre la verdadera identidad del posible homicida. En cuanto a la resolución del misterio, representa bien la dualidad de la novela: satisfactoria pero algo fantasiosa al mismo tiempo.
Me pregunto si una trama más sencilla sin tanto elemento chick-lit habría beneficiado a este libro. Creo que sí. Pero lo malo tampoco resta lo bueno: Michele Jaffe sabe mantener en vilo al lector y elaborar una historia de misterio con acierto. Como apunte final, quizás para la próxima vez deba dejarse de tanta marca y tratar a los ricos con algo más de normalidad y menos morbo (esto es algo que me ha molestado especialmente).