La hermana que evita enfrentamientos y calla reproches porque desea una familia unida y sin rencores.
La compañera que abrumada con el peso de la casa y el estrés del trabajo aún consigue sacar fuerzas para cargar también con el mal día de la pareja y convertirse en la calma de las tempestades que rondan su cabeza.
La madre que sufre la enfermedad de un hijo y lo acompaña paciente a cada una de sus consultas haciendo de tripas corazón mientras clama al cielo cambiarse por él.
La abuela que deja en casa jaquecas, reúmas y achaques para atender a unos niños de inagotable energía.
Todas en una sola cabeza, todas en una sola mujer apenas valorada salvo por su propia conciencia que nunca, nunca, la molesta.
La dama del Manzanares, Manolo Valdés.