«Ojalá algún distribuidor local compre los derechos para estrenarla en las salas porteñas»… Como haciéndole caso al cierre de la reseña que Espectadores le dedicó a Retrato de una joven en llamas meses atrás, cuando cubrió el 34º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, la gente de Impacto Cine realizó las gestiones pertinentes para que la nueva película de Céline Sciamma se proyecte en nuestras salas comerciales a partir del 19 de marzo.
La irrupción y el recuerdo de un amor que excede la noción occidental (finita) del tiempo es el tema central de este largometraje protagonizado por dos jóvenes mujeres, y ambientado unos veinte años antes de la Revolución Francesa.
Marianne y Héloïse conviven pocos días en una casa ubicada a metros de la costa bretona. Aunque empiezan a frecuentarse por razones estrictamente comerciales (la primera fue contratada para pintar un retrato de la segunda), el vínculo crece más allá del origen contractual y se revela inmune a las normas de una época y al paso de los años.
Los espectadores que hayan descubierto a Céline Sciamma cuando Tomboy se proyectó en el 14º BAFICI celebrarán la oportunidad de conocer el nuevo trabajo de la realizadora gala. El largometraje cosechó una serie de nominaciones y premios desde su avant-première mundial en el 72° Festival de Cannes y adquirió notable visibilidad después de que su autora y una de las actrices protagónicas –Adèle Haenel– abandonaran la ceremonia de entrega de los premios César en repudio al galardón acordado a Roman Polanski.
Sciamma recurre a todas las artes para representar el amor en tanto proceso de descubrimiento, acercamiento, conocimiento, encuentro, fusión física y anímica, eventual separación. La fotografía a cargo de Claire Mathon, la textura de las ropas diseñadas por Dorothée Guiraud, los bocetos de Hélène Delmaire, el mito de Orfeo y Euridice, el invierno según Antonio Vivaldi, un coro de mujeres entonando Fugere non possum, por supuesto las impecables actuaciones –de la mencionada Haenel, Noémie Merlant, Luàna Bajrami, Valeria Gorlino– recuerdan el séptimo puesto acordado al cine.
En diálogo con la prensa cuando la película se proyectó en Cannes, la cineasta se refirió a la «coreografía del guion». Con ese dato en mente, cobra otra relevancia la gestualidad de Merlant y Haenel, incluso la respiración encorsetada de sus Marianne y Héloïse.
Retrato de una joven en llamas despliega una mirada feminista más allá de la relación lésbica entre las protagonistas. La libertad de elección que reclaman retratada y retratista también atañe a la criada encarnada por Bajrami.
Con su nuevo film, Sciamma se consolida como una realizadora sensible, inteligente, comprometida con su tiempo (aunque su ficción transcurra más de dos siglos atrás). ¿Cómo no celebrar que un distribuidor local haya comprado los derechos para estrenar Retrato… en nuestras salas comerciales?