Cuando te ven una mujer fuerte piensan que no tienes necesidad de nada ni de nadie, que puedes soportarlo todo, que pase lo que pase, lo superarás, que no te importa ser escuchada, cuidada o mimada.
Cuando te ven una mujer fuerte te buscan sólo para que les ayudes a llevar sus cruces. Te hablan pensando que tú no necesitas ser escuchada.
A una mujer fuerte no se le pregunta si está cansada, si está sufriendo o cayendo, si tiene ansiedad o miedo, lo importante es que ella siempre esté allí: un faro en la niebla o una roca en medio del mar.
A la mujer fuerte no se le perdona nada. Si pierde el control se convierte en débil, si pierde los estribos se transforma en histérica.
Cuando la mujer fuerte falta un minuto se nota enseguida, pero cuando está se da por hecho su presencia.
Pero la fuerza que se necesita cada día, para ser ese tipo de mujer, no le importa a nadie.
Honra, reconoce, respeta y agradece a las mujeres fuertes que hay en tu vida, porque ellas también necesitan ser contenidas, queridas y sentir que pueden descansar en ti.