Revista América Latina

Mujeres oficialistas no abandonan el silencio cómplice

Publicado el 25 junio 2014 por Ángel Santiesteban Prats @AngelSantiesteb

Antes de escribir este post, he dejado pasar los días prudentes para dar tiempo a esas “mujeres contra la violencia” –las mismas que una vez alzaron sus voces en la UNEAC– para que reaccionen honestamente, ya no ante las constantes golpizas a las Damas de Blanco, llamado al que han hecho caso omiso siempre, sino para que reaccionen contra el descarado abuso del Estado contra una mujer por su simple actitud política y formar parte de la oposición. El silencio de estas escritoras es –supongo–porque no las consideran mujeres, o no creen que la violencia oficialista contra ellas se trate de violencia de género. Según parece, para ellas, existen diferencias de abuso y diferentes varas para “medirlo”.

Hay que ser muy desvergonzadas para aceptar que golpeen a esas mujeres delante de nuestros ojos y queden impávidas, ajenas ante tal brutalidad. Ni siquiera reaccionaron ante la salvaje golpiza que le propinaron a la actriz Ana Luisa Rubio. Estas mujeres solo responden al llamado oficialista para encubrir sus injustos entuertos políticos, como el que hicieron en mi contra, para manipular la opinión pública y justificar el accionar del gobierno, lo que las convierte en un brazo armado de la dictadura –una forma de milicia–, o en militantes oficialistas.

yanelis cutiño

Dama de Blanco Yanelys Cutiño/Foto: Michel Iroy

El caso al que me refiero es –aparentemente– similar al que me endilgaron sin pruebas en mi contra. En este caso, un señor, Fernando Ortiz, golpea a su ex esposa, Yanelis Cutiño Martínez, viven en la misma casa, y en reiteradas ocasiones Yanelis acude a la estación policial a levantar acta de acusación contra su ex marido, pero allí, por ella formar parte de las Damas de Blanco, es ignorada, y permiten al abusador que regrese a la casa y continúe sus abusos. De hecho, según ha relatado la víctima, el ex está siendo usado y alentado por la Policía Política para que –con amenazas y golpizas– la obligue a abandonar su filiación opositora al Régimen.

Sin ningún tipo de recato ni vergüenza, el Estado deja indefensas a esta mujer y a su hija pequeña. Y por pertenecer a las Damas de Blanco, los abusos que recibe Yanelis no aplican en las categorías de “condenables” dentro de la escala que tienen conformada las mujeres de la UNEAC. Y nada extrañaría que si no la apoyan –como lo han hecho hasta ahora sus hermanas y hermanos de lucha en aras de defenderla– sea ella la que termine sentenciada.

En mi caso, al tratarse de un opositor, de inmediato usaron a sus títeres femeninas, y hasta Mariela Castro, con su CENESEX, emitió una carta apoyando al gobierno de su padre, como ha hecho hasta ahora, por supuesto. Y siempre ha justificado todos los desmanes cometidos por su familia a lo largo de más de medio siglo. Y ahora ante este nuevo abuso, guarda silencio.

Defender el gobierno de los hermanos Castro es echarse un balde de excremento encima, pues ellos se encargan de hacer tan burdo su accionar de injusticias que deja mal parado a los que, por miedo o beneficio, salen en su apoyo.

Mujeres firmantes, abandonen la modorra y la manipulación gubernamental, demuestren la estirpe que llevan dentro, no permitan que las engañen y las usen contra inocentes, y defiendan a esas mujeres que, independientemente, piensan diferente. Eso no las minimiza ni las convierte en inferiores, todo lo contrario.

Seguiremos esperando por ustedes.

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Ángel Santiesteban-Prats

Prisión asentamiento de Lawton. Junio de 2014

 


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